En esta Semana Santa, miles de jóvenes leoneses salen de la ciudad a participar en misiones católicas a zonas pobres del País y otros participan en “pascuas juveniles”. La Pascua, la fiesta de la Pascua significa “paso” de la muerte a la vida y es la mayor celebración del calendario litúrgico cristiano, pues conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Se celebra en la primera luna llena de primavera, en la que los judíos conmemoran el paso, la liberación de la esclavitud de su pueblo en Egipto
La Pascua se celebra también con los jóvenes y se llama “Pascua Juvenil”, es un movimiento de la Iglesia católica en el cual se reúnen jóvenes con el objetivo de meditar, orar y tener actividades que ayuden a su espiritualidad. El origen de la Pascua juvenil se remonta a España y tiene la connotación de contemplación, compromiso, comunión, ecumenismo, lucha y juventud. Los maristas y los salesianos inician este movimiento que se ha propagado por toda América Latina. Incluye una serie de actividades como: cursillos, campamentos, marchas, retiros, ejercicios espirituales, jornadas de estudio y encuentros de espiritualidad. Esta actividad congrega a jóvenes de diversas edades durante el Triduo Pascual en Semana Santa (jueves, viernes y sábado) y es el tiempo ideal para aumentar su fe; se realiza en lugares abiertos y generalmente no se quedan a dormir, sino que acuden durante el día y concluyen con una misa.
El viernes santo recordamos la muerte, el sábado la Pascua de la muerte a la vida y el domingo, la resurrección. Pero la muerte está entre nosotros, en nuestro amado estado, los indicadores de muertes violentas, de feminicidios y de desapariciones. Los malosos siguen todavía haciendo de las suyas y no hay fuerza policial o militar que les contenga. El gobierno en sus tres niveles empieza ya a contener, al acabarse la política fallida de los “abrazos, no balazos”. El origen de la inseguridad es claramente un sistema económico que no crea las condiciones para que las mayorías tengan oportunidades, accesos, movilidad social. El delito es un claro reflejo del rompimiento del tejido social, donde todos somos responsables.
El asunto es que la Pascua, más allá de la festividad religiosa, el verdadero paso de la muerte a la vida, es poco atendido en México. La Pascua de los jóvenes para que salgan de la muerte del narco y de las drogas tiene faltantes, pues pocos le entran a ayudar. La Pascua es la reinserción social de los NNA (niñas, niños y adolescentes), actores principales del reclutamiento por las organizaciones criminales. Donde está el desafío enorme, es en reducir la velocidad de inserción de NNA al crimen y en acelerar el paso, la pascua, su reinserción a la vida digna, saludable y de trabajo, es decir, pasar de la muerte a la vida.
Claro que la Pascua tiene una connotación religiosa para todas las edades, pues nos recuerda la capacidad de trascender a la muerte. Pero entre los jóvenes es más retador, pues se trata de formar espacios, círculos, centros, ambientes, que contribuyan a la rehabilitación cuando ellas y ellos quieren escapar de la muerte en los cárteles, en el mundo de las drogas y del delito.
Aquí en Ciudad del Niño Don Bosco trabajamos en la Pascua, en el proceso de reinserción social de quienes quieren escapar de la muerte, de las garras del crimen. Pero para ello requerimos no solo oraciones y buenas intenciones o de un diagnóstico estatal cuantitativo, sino de la implementación de metodologías participativas, para seguir teniendo resultados en la disminución de delitos y conductas antisociales.
Requerimos para ello, recursos, pues el modelo que tenemos de reinserción de NNA en condiciones de riesgo implica que vivan en la ex Hacienda de Santa Rosa y mantener el ecosistema de salvación que necesitan. Sabemos que no será fácil la Pascua para salir de la muerte y vislumbrar la vida, pero solo así, nos podemos imaginar la resurrección.
