Además de los temas de los cárteles mexicanos del crimen, de la migración, del T-MEC y ahora del agua, Donald Trump nos tiene preparadas otras listas como la amenaza de restringir o gravar las remesas que los migrantes envían a México (aparte de los impuestos y comisiones que ya se pagan).

El asunto del Tratado Internacional de Aguas de 1944, entre México y Estados Unidos, nos cayó como un balde de agua fría porque se le debe al vecino país “1.3 millones de acres-pies”, o sea mil 603 millones de metros cúbicos.

Ahora nos amenaza con subir aranceles u otras medidas si es que no se da cumplimiento con esa deuda. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió al amago en el sentido de que no se ha cumplido al pie de la letra, porque han sido tres años seguidos de estrés hídrico.

Dicho en otras palabras, el cambio climático que afecta a todo el orbe ha hecho de las suyas en nuestro país, como se vio el año pasado y que afectó al 70% del territorio nacional.

Pero, aquí está el pero, Donald Trump no cree en el cambio climático, no cree en el calentamiento global, tan al grado que se ha salido de tratados internacionales para combatir a este caballo del Apocalipsis.

Trump lo ha dicho, lo único que le importa es recuperar la grandeza de los Estados Unidos en su relación con todo el mundo y por eso desató la guerra arancelaria, en la que tuvo que ceder ante la caída de las bolsas de valores en todo el mundo, incluyendo la norteamericana.

A la vista de todo el mundo, México ha hecho un esfuerzo nunca antes visto, por cumplir con los condicionamientos en todos los temas, especialmente en el combate a los grupos del crimen organizado para disminuir el paso de drogas, especialmente el fentanilo.

La postura de Claudia Sheinbaum de no embarcarse a todas las palabras y acciones de Trump, ha dado resultados positivos en el trato que él nos ha dispensado.

Diálogo, ante todo, y cooperación, pero no sometimiento, es lo que se ha priorizado por parte de México y es lo que están haciendo los secretarios de Estado mexicanos con sus homólogos de Estados Unidos.

En el rubro del agua, no se debe permitir que se convierta en una guerra, pero es otro frente que abrió Trump con el cual nos puede coaccionar. En ello se debe de llegar a acuerdos convenientes para ambas partes.

Sobre la seguridad y cooperación militar, Trump nos seguirá presionando en la guerra contra los cárteles (hoy catalogados como organizaciones terroristas internacionales).

Sobre el tema energético, vendrán presiones para que México se abra más a la inversión norteamericana y para cambiar las regulaciones ambientales, porque no cree o no quiere creer, reiteramos, en el cambio climático.

Debemos esperar que Trump presione a México en tecnología y ciberseguridad, para limitar la participación de empresas chinas (en especial Huawei) en la infraestructura mexicana porque la cataloga como un caballo de Troya, de espionaje chino.

El presidente estadounidense es impredecible, pero debemos  de prever todo lo que pueda  él sacar de temas. Sin duda, el de las remesas es tan sensible, porque tiene que ver con el dinero que los trabajadores mexicanos envían a sus familias.

México recibió remesas récord en 2024 por casi 65 mil millones de dólares, 2.3% más que en 2023 y ello representó el 3.5 del producto interno bruto mexicano, el año pasado.

No se trata de darle ideas a Trump, porque ya como presidente de EU en 2017, había amenazado con imponer impuestos a las remesas si México se negaba a pagar el muro fronterizo para abatir la inmigración a su país..

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *