¡Qué hermoso es ver, nuevamente, llegar la Primavera! ¡Qué gran regalo de Dios! ¡Qué linda promesa de esperanza en la renovación de la vida!. 

     Es increíble realmente, ver cómo del tronco de un árbol que pareciera seco, empiezan a surgir pequeñas yemas verdes, o mínimas hojas que poco a poco lo van poblando.  Igual pasa con las ramas de algunos arbustos, aunque parecieran agostadas, resurgen de pronto, pequeñas flores, que lentamente, lo van adornando, vistiendo, engalanando tan llamativamente.  Es impresionante como por días y a veces, podríamos decir que por horas, la vida renovada va luchando por surgir;  y los paisajes que durante el invierno se veían áridos y oscuros, van llenándose de tantas tonalidades verdes y tan variados colores, que realmente pareciera que algún mágico ser pasó inadvertidamente. 

     Comienza la Primavera y los días se empiezan a hacer más largos, nos rinden más porque nos va amaneciendo más temprano… y atardeciendo después.  Comienza la Primavera y empezamos a escuchar los trinos y cantos de más pájaros, algunos de ellos, buscando sus parejas;  los zumbidos de más abejas bajo los mezquites que se llenan de sus pequeñas flores amarillas… ¡hasta las voces de la gente parecen más alegres!. 

     Las jacarandas que adornan nuestra ciudad, también se unen a la armonía de colores, explotando en su característico purpúreo y sorprendiéndonos y alegrándonos la vista de cualquier rincón… un día parecen adormecidas, y al día siguiente, se engalanan como invitándonos a la fiesta de la existencia. 

     Comienza la Primavera, y podemos observar el retorno de las golondrinas a nuestras casas… comienza la Primavera y hasta nuestras mascotas parecieran más alegres, y a los humanos, nos vuelve ese ánimo más festivo, de esperanza, de ilusión, ¡de vida!. 

     Y es así porque se nos contagia ese anhelo, porque nos vuelve esa confianza, en que si todo se renueva y cambia, ¿por qué yo no?… y nuestra voz interna parece decirnos:   ¡Ánimo! ¡Claro que se puede! ¡Claro que tú también lograrás hacerlo!.  Y empezamos a movernos más porque el calorcito nos anima, porque ya no se apetece quedarse acurrucado y sin hacer nada… porque la Vida que se renueva, te invita, te incita al cambio… 

     Y cambiamos la ropa de cama porque ya necesitamos menos cobijas y sábanas más delgadas, y seguimos guardando los pantalones y chamarras gruesas y de colores oscuros, para sacar faldas, vestidos y pantalones de colores claros y telas frescas.   Y nos pasa igual con los alimentos, el calor nos obliga a preparar cosas de sabores más suaves, más ligeras, más frías, más frescas… ¡bendito país, nuestro México, que nos regala tanta variedad de frutas y verduras todas tan diferentes y tan gozables en cualquier época del año!. 

     ¡Abrámosle la puerta de nuestra casa y de nuestro corazón a esta vibrante energía, a este anhelo de novedad, a este cálido aire que nos llama a renovarnos, a cambiar, a transformar, a gozar esta nueva estación y a encontrar nuevos motivos para existir!

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