En lo que podríamos llamar una “fiebre cuántica”, desde hace varios años tecnologías cuánticas han sido investigadas y desarrolladas para diversas aplicaciones, algunas han sido muy exitosas como las aplicaciones relacionadas con la medición de tiempo, gravitación y campos electromagnéticos entre otras cosas, así como en metrología para la definición de nuestro sistema internacional de medidas.
Otras aplicaciones cuánticas han sido prometedoras en diversas aplicaciones como criptografía y computación cuántica, pero hay otras en las que los resultados aún deben de valorarse. Un ejemplo interesante es el del radar cuántico que no ha producido resultados exitosos a pesar de los enormes esfuerzos hechos en financiar esta investigación, de los numerosos artículos publicados y de los diferentes grupos de investigación del mundo que han abordado este problema.
Esta falta de éxito ha merecido el análisis de diversos investigadores (ver por ejemplo: Galati et al., “Lessons learnt from the rise and fall of quantum radar research”, Academia Quantum, 2025:2). Los primeros artículos sobre este tema datan del 2003 al 2010 y fueron realizados en diversos Laboratorios Militares de Defensa del mundo. Las primeras propuestas fueron realizadas a partir de la ecuación fundamental del radar clásico para analizarla desde el punto de vista cuántico.
El objetivo final era “analizar la posibilidad de detectar, identificar y distinguir diversos blancos” tanto militares como civiles. Los primeros resultados trataron de utilizar fotones cuánticos entremezclados, sin embargo, a pesar de números esfuerzos no se ha obtenido un dispositivo confiable y práctico en aplicaciones reales. Finalmente, entre los años 2022 y 2025 se ha mostrado que las leyes de la física hacen imposible el desarrollo de un radar cuántico de largo alcance. En donde es importante subrayar que por “largo alcance” se entiende unos cuantos metros. Debido a esto algunos han propuesto utilizar esta tecnología solamente para aplicaciones médicas y biológicas.
La conclusión de esta investigación cáusticamente se ha formulado del siguiente modo: “Aunque es difícil encontrar la solución correcta a un problema tecnológico, a veces es aún más difícil encontrar el problema para una solución”.
