En el protocolo de la toma de protesta de los nuevos Presidentes, en EUA, existe el ir a un servicio interreligioso en la Catedral Nacional de Washington. En esta ocasión, el sermón fue realizado por la Obispo Mariann Edgar Budde. Y fue un discurso MUY valiente, que provocó muchas reacciones, tanto en el Presidente Trump, como en el Vicepresidente J.D. Vance, en sus esposas, entre la gente presente, los televidentes y en el mundo.
En él habló sobre la unidad como nación y como seres humanos; sobre la verdad y la honestidad… sobre rezar. Pero al final hizo una petición: “Permítame hacerle una última súplica, señor Presidente: millones han puesto su confianza en usted, y como usted dijo ayer a la nación, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En el nombre de nuestro Dios, le pido, tener misericordia hacia la gente de nuestro país, que están asustados ahora. Hay niños gays, lesbianas y transexuales en familias republicanas, demócratas e independientes, algunos de los cuales temen por sus vidas. Y por la gente que recoge nuestras cosechas y limpia nuestras oficinas, que trabajan en granjas avícolas y plantas empacadoras de carne; que lavan los platos después de que comemos en los restaurantes y trabajan en los turnos de noche en los hospitales. Quizá no sean ciudadanos ni tengan la documentación adecuada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son delincuentes, pagan impuestos y son buenos vecinos. Son miembros fieles de nuestras iglesias y mezquitas, sinagogas, gurdwaras* y templos. Le pido que tenga misericordia, señor Presidente, de aquéllos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que les quiten a sus padres; y que ayude a quienes están huyendo de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras para encontrar compasión y acogida aquí. Nuestro Dios nos enseña que debemos ser misericordiosos con el extraño, porque todos fuimos extraños alguna vez en esta tierra. Que Dios nos conceda la fuerza y el coraje para honrar la dignidad de cada ser humano, para decirnos la verdad unos a otros con amor, y caminar humildemente unos con otros y con nuestro Dios para el bien de todas las personas de esta nación y del mundo. Amén”.
Pero, ¿quién es esta osada persona que hizo que Trump se incomodara?. Ella tiene 65 años, es la primera mujer en estar al frente de la Diócesis Episcopal de Washington D.C., y lo hace desde el 2011. Antes de esto, sirvió durante 18 años como rectora de la Iglesia Episcopal de St. John, en Minneapolis, Minnesota. La Iglesia Episcopal, como ustedes recordarán, queridos lectores, es una comunidad cristiana que forma parte de la Comunión Anglicana, cuyo fundador fue el rey Enrique VIII, de Inglaterra. En ella se abraza un legado de inclusión, aspirando a contar y ejemplificar el amor de Dios por cada ser humano; personas de todos los géneros y orientaciones sexuales sirven como obispos, sacerdotes y diáconos. Desde 1970 se permite que las mujeres sean ordenadas sacerdotes. Tanto los laicos como el clero, trabajan juntos en el liderazgo y el gobierno. Se diferencia un poco del Anglicanismo tradicional, así como del Catolicismo.
Hay tres puntos que quiero comentar:
1-. Me impresionaron la audacia, la bravura, pero también la ternura y la humildad de su sermón. Le “suplica” al Presidente electo. Y lo que le pide es “misericordia”. ¿Qué es la misericordia? La misericordia viene del latín “miser” que significa: miserable o desdichado; y “cordis” que es corazón, y se refiere a la capacidad de poder sentir la desdicha de los demás. Se usa mucho en la Biblia hablando del amor de Dios hacia nosotros y de nosotros hacia el prójimo. Sería más como “poder acompañar en su dolor o sufrimiento y hacer algo para resolverlo”.
Entonces me impacta que utilice esta palabra (aunque en algunos lados la tradujeron como “tener piedad”, no es lo más correcto). Tener Misericordia y tener Compasión, a mi parecer, es la mejor traducción. Y eso es lo que le intenta comunicar a Trump.
2-. Para mí, a manera personal, creo que Trump tiene razón en no apoyar la agenda woke extrema (políticas de izquierda o liberales que abogan por cosas como la equidad racial, social, feminismo, movimiento LGTB, uso de pronombres de género neutro, multiculturalismo, uso de vacunas, activismo ecológico y el derecho a abortar) y representar más los valores de la familia y la democracia.
En eso de los niños con dudas en su sexualidad, yo concuerdo más con la idea del Dr. John Rosemond, autor de varios libros de “¡Porque lo mando yo!”, en que si no dejamos que un ser humano de menos de 18 años maneje un carro, ¿por qué lo dejamos manejar su vida?. Ésta ha sido una de las causas por las que el mundo ha virado a la derecha, en especial, Canadá y EUA, porque se han metido con las familias para quitarles la educación y la potestad sobre los hijos que se sienten diferentes.
3-. Totalmente de acuerdo en lo de los migrantes y en tratarlos con el respeto, la dignidad y la misericordia que todo ser humano merece. Y eso aplica también para la comunidad LGTB, pero una cosa, a mi modo de ver es respetar, y otra, diferente, el querer promover, imponer, favorecer…
*Lugar de adoración para los sijs.
