El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), es el documento que refleja la aplicación de recursos del gobierno federal como resultado de una previsión de los ingresos de todo lo que aportamos los 32 estados de la República con el “sudor de la frente” de los mexicanos. 

La realidad, es que hacer un análisis y una radiografía del documento requiere cierto nivel de abstracción para poder identificar primero que nada, la comparación con respecto al presupuesto del año anterior, es decir del año 2024 y después, hacer comparaciones entre las diferentes partidas presupuestales, pues al final “donde está el presupuesto está el corazón” de quien toma decisiones. 

El 11 de diciembre la Cámara de Diputados aprobó el dictamen al Proyecto del PEF para el Ejercicio Fiscal de 2025, que contempla un gasto total de 9.3 billones de pesos, con un ligero incremento del 2.6 % con respecto al 2024 (aunque el PIB crecerá lamentablemente alrededor del 1.8 %) y dado que el presupuesto del 2024 tuvo un incremento del 9 % respecto al 2023 por haber sido año electoral.

En el sexenio anterior, vimos que el PEF se enfocó a los proyectos prioritarios del expresidente AMLO y que hoy sabemos, tienen una falta de rentabilidad económica y apenas, de social. No solo se acabaron los fideicomisos y las reservas presupuestarias, sino que al aplicarlos en el aeropuerto AIFA, el Tren Maya, Mexicana de Aviación y la refinería de Dos Bocas, se sabía que en el presente sexenio, no habría la esperada recuperación de dichas inversiones. Por eso, quitando la inflación, el presupuesto federal se contrajo en casi 3%.

Desde luego la narrativa de nuestra presidenta Sheinbaum será la de austeridad y la de defender -si no todas, algunas- de las malas decisiones de su antecesor. Pero el presupuesto refleja claramente una contracción, es decir, que aunque aumentó el impuesto sobre la renta que generamos los mexicanos en todo el País, las transferencias a los Estados disminuyeron y por tanto, su capacidad de crear infraestructura.

Confío -como lo he expresado en este espacio- que la Presidenta Sheinbaum, teniendo una capacidad académica muy superior a la de su antecesor, tome decisiones responsables en cuestiones presupuestarias, pues a su sexenio le alcanzó la problemática del continuo crecimiento  de los programas sociales así como también de las pensiones. 

La radiografía entonces del presupuesto es, en mi humilde opinión, es la de una ejecución austera y responsable, pero que comienza a reflejar también la poca capacidad y margen de maniobra que tendrá Sheinbaum al no tener rentabilidad los proyectos del sexenio anterior. Es como invertir en consumo y no en inversión en nuestras familias y endeudarse para poder mantener el gasto corriente familiar después de haber invertido en construir pisos arriba de nuestra vivienda y sin que estos sean ocupados por alguien.

Claudia ha establecido cuatro pilares en los que fundamenta el presupuesto 2025. En sus “Criterios Generales de Política Económica para el 2025” enfatiza que promoverá: el bienestar social con equidad, la inversión pública estratégica, la disciplina fiscal con austeridad republicana, y las medidas de simplificación con mayor eficacia operacional. México es muy superior a sus restricciones, gracias a la fuerza de trabajo y del emprendimiento que tenemos los mexicanos, pero, es evidente el deterioro de las finanzas públicas conforme pasan los años. 

La “recaudación financiera” que nos hace el crimen organizado y que no paga impuestos, también sigue siendo grave no solo por la vía del crimen de la extorsión, del cobro de derecho de piso, de los secuestros y en general, por la industria de la muerte.

En términos generales considero que el PEF es la continuidad de la estrategia presupuestal de la administración de AMLO, pero veo una diferencia: la inversión estratégica, para expandir la cobertura ferroviaria, la modernización de puertos y su capacidad logística.

Estos, son buenos proyectos para fortalecer la capacidad productiva del país, y que pueden generar un efecto multiplicador. En la distribución de los recursos. El reto que tiene Claudia, es reducir el déficit público que dejó AMLO, para reducir el endeudamiento, por lo que estoy seguro, es un presupuesto razonablemente conservador. 

Tiene un enfoque energético y “verde” como inversión para formar un cluster nacional de vehículos eléctricos. Reducirá los subsidios a esas megaobras sin rentabilidad financiera que tanto nos costaron y optimizará gastos en Dependencias.

Veremos este 2025 los primeros resultados y ojalá sean buenos por el bien de todos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *