En la década de los noventa fue publicado el libro “The Next War” de Caspar Weinberger y Peter Schweizer, el cual presenta escenarios hipotéticos de conflictos futuros basándose en la geopolítica de esos tiempos. Sin embargo, ese libro resuena en nuestro contexto actual porque se están presentando las dinámicas pronosticadas, como son los conflictos entre China y Taiwán, resaltándose la importancia estratégica de la región, el renacimiento de Rusia como una amenaza global por intentos de recuperar su influencia en las antiguas repúblicas soviéticas o los conflictos en Medio Oriente, en especial los relacionados al acceso al petróleo y las interacciones de Irán, Israel, Siria e Irak, sin dejar de lado el terrorismo y la guerra de características no convencionales, como son las híbridas y las relacionadas a la información.
Además de esos pronósticos hay un señalamiento fundamental, el cual habla sobre la importancia de invertir, mantener y supervisar tecnología avanzada para mantener una ventaja estratégica. Si bien en el libro los temas de salud no son el enfoque central, el aspecto de la tecnología relacionada con aspectos biológicos sí es mencionado y debe interpretarse hoy en día de manera más amplia a la luz de los desafíos contemporáneos.
La biotecnología y sus avances, más allá de su uso militar como se refiere en el libro de Weinberger, debe ser considerada como un asunto crítico de seguridad nacional, pues se relaciona a temas sensibles de salud pública, economía y desarrollo sostenible, siendo una fuente potente de transformación, pero también plantea riesgos si se utiliza de manera irresponsable o se queda rezagada en su desarrollo.
La biotecnología puede ayudar a desarrollar vacunas, terapias avanzadas y sistemas de diagnóstico para afrontar desafíos epidemiológicos, aunque puede ser también un riesgo para el desarrollo de armas biológicas de desestabilización o coerción geopolítica. Estas tecnologías pueden aumentar la productividad agrícola con modificación de cultivos resistentes a plagas, enfermedades o condiciones climatológicas, pero la dependencia excesiva de tecnologías extranjeras o conflictos éticos sobre el uso de organismos genéticamente modificados puede representar un riesgo. De igual manera la biotecnología puede ser un motor de crecimiento económico en sectores como el de farmacia, bioenergía o biomateriales, siendo regiones con gran biodiversidad como nuestro país un potencial foco de prosperidad, sin embargo, la falta de investigación y desarrollo podría mantener a nuestro país rezagado frente a competidores directos como Estados Unidos, China o Brasil.
Por los ejemplos anteriores y otros aspectos más, es imprescindible que el sector académico y de investigación mantengan, consoliden y financien programas en biotecnología y ciencias de la vida, así como los relacionados a farmacia y biomedicina. Es notorio que la inversión en estos rubros sigue siendo baja en comparación con otras economías emergentes, existe una constante fuga de cerebros, se sigue importando la mayor parte de herramientas e insumos biotecnológicos y la regulación es insuficiente y desactualizada, lo que origina una incapacidad de ser autosuficientes en este rubro.
En las circunstancias geopolíticas actuales y del futuro mediato, si nuestra nación desea prevalecer y consolidarse como un actor relevante en el escenario global, debe invertir en investigación, regulación y desarrollo de infraestructura biotecnológica, pues es una herramienta que mejora la calidad de vida, pero también es un eje de soberanía y seguridad. Sin estas inversiones, se corre el riesgo de rezago y dependencia de naciones más avanzadas en este ámbito. Es importante recordar entonces que la verdadera independencia y soberanía no se gana con pleitos de lavadero o declaraciones en foros, al contrario, se construye con proyectos sociales, económicos y tecnológicos sensatos, que requieren de apoyo y financiamiento robustos.
Dr. Juan Manuel Cisneros Carrasco, Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor universitario y promotor de la donación voluntaria de sangre.
RAA
