El pasado diez de diciembre por primera vez científicos observaron un conjunto de partículas, conocidas como cuasipartículas, que muestran no tener masa cuando se mueven en una dirección, pero manifiestan tener masa cuando se mueven en otra dirección. 

La existencia de estas cuasipartículas, llamadas Semi-Dirac Fermiones, fue propuesta hace dieciséis años, pero solo hasta ahora fueron detectadas dentro de un cristal compuesto por un material semi-metálico llamado ZrSiS.  (ver:  Y. Shao et al., “Semi-Dirac Fermions in a Topological Metal”, Physical Review X, 2024; 14-4).

 Esta observación abre la puerta a numerosas nuevas tecnologías que van desde baterías hasta sensores.

Una observación importantísima sobre estos resultados experimentales es que son algo totalmente diferente de lo que los investigadores esperaban o estaban buscando.  Vale recordar que muchos de los más trascendentales experimentos de la ciencia así ocurren. Pensemos por ejemplo en el experimento de Michelson-Morley sobre la velocidad de la luz, o en el experimento de Young sobre ondas y partículas.

La mayoría de las veces los investigadores observan lo que sus teorías justifican sin problema. Este tipo de “ciencia normal” es la que se da en la inmensa mayoría de los casos.

Sin embargo, las situaciones más interesantes para el desarrollo de la ciencia, se dan cuando los resultados obtenidos difieren de lo que los científicos esperaban o cuya explicación requiere de aceptar novedosos e inesperados supuestos teóricos.   Para cualquier científico experimental enfrentar una situación de esta naturaleza equivale a algo así como “sacarse el premio mayor de la lotería”.

En todos los laboratorios del mundo se realizan experimentos para los cuales los investigadores previamente tienen razonables justificaciones teóricas sobre lo que sus resultados mostrarán, sin embargo, como se ha dicho, lo más interesante se da cuando los resultados experimentales muestran algo que no está dentro del marco teórico esperado, algo que se sale de lo teóricamente imaginado.

Este experimento es uno de esos casos pues los investigadores obtenían resultados totalmente fuera de lo esperado y que sus modelos teóricos basados en “ciencia normal” no podían explicar. Fue entonces cuando se dieron cuenta que la explicación de sus resultados estaba dada por la presencia de partículas predichas hace muchos años, que ellos nunca imaginaron que serían relevantes para su experimento.

Esta es una buena forma de terminar el presente año. Con un resultado científico inesperado y revolucionario por sus numerosas aplicaciones tecnológicas, que sin duda alguna serán exploradas y dadas a conocer a partir del próximo año.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *