Aquellos eran otros tiempos, cuando Vicente Fox pregonaba a los cuatro vientos que Guanajuato era “Tierra de oportunidades”. La realidad monda y lironda ha ido superando la ficción y día con día los datos estadísticos desvelan el doloroso rostro de la pobreza en los municipios de la entidad, especialmente en León. Éste se ubica en el lastimoso primer lugar con mayor porcentaje de pobres, entre los municipios de México con más habitantes. También, reprobó en índices de Progreso Social y ocupa el primer lugar de la lista negra de feminicidios.    

Pero, es importante darle contexto al texto: actualmente, León tiene una población de 1 millón 721 mil habitantes, de los cuales el 46% son pobres, 817 mil, según datos del Coneval. Esta pavorosa cifra muestra una realidad lacerante del incremento de desposeídos, que durante la última década aumentó en 271 mil. Pero, esto no es todo, también creció la pobreza extrema y León pasó a ocupar un lastimoso segundo lugar con 116 mil miserables, después de Acapulco, duplicando así en diez años la miseria. Y, ni qué decir del alarmante crecimiento de asaltos, robos, crímenes y violencia.

Pero, ¿por qué se ha rezagado León de manera ominosa? Más allá de las escatológicas palabras bíblicas que rezan: “Serán los pobres los que disfruten del Ágape de Dios”, sobrevienen las preguntas obligadas: ¿Qué le está pasando a León? ¿Por qué se hunde el Municipio en la pobreza y desigualdad? ¿Quiénes les han fallado a los pobres? ¿Acaso los empresarios, los políticos, la religión, o los medios de producción? 

Durante el tercer año del Gobierno de Juan Carlos Romero Hicks, uno de los pocos que ha cruzado el pantano sin mancharse el plumaje, tuvo un presupuesto de 25 mil millones de pesos. Actualmente, el Gobierno del estado dispondrá de 92 mil millones, de los cuales 83 mil provienen de la Federación. A la vez, el Municipio dispondrá de 6 mil 500 millones.  No son poca cosa, es mucho dinero, pero su eficiencia en el gasto harán la diferencia: “El Gobierno debe gastar bien, para disminuir la pobreza”, dice Jonathan Heath, de Banxico.  

En este contexto de perturbadores índices, asumió la Presidencia la alcaldesa Alejandra Gutiérrez. Es muy poco tiempo para hacer un juicio justo sobre su desempeño; aunque, para “Ale”, el tiempo ya empezó su cuenta regresiva y pronto se cumplirán “Les Cent-Jours”, los 100 días de gracia napoleónica. Probablemente, nunca pensó que el tiempo transcurriera tan rápido, ni las enormes dificultades con las que se iba a encontrar en su gobierno&

Sin embargo, la Alcaldesa ya está dando brillo a su “estilo personal de gobernar,” como dijese el maestro Daniel Cosío Villegas, politólogo, quien publicó un libro con ese título. Decía que, “Los defectos, o virtudes que tengan los gobernantes al inicio de su gestión, se agigantarán con el poder y se vincularán a todos sus colaboradores; y, de esta manera, la personalidad del líder acuñará las fortalezas o debilidades de su gobierno”.  La personalidad, como el carisma, el temperamento, las filias y fobias, impregnarán el ámbito de su gobierno, que se reflejará en el futuro trato hacia el ciudadano. 

Es importante señalar que a Alejandra la precede un prestigio y una trayectoria intachables. Se le percibe con mucho entusiasmo, quiere transformar las realidades que duelen en bondades que curen, le gusta sentir por sí misma el pulso de la ciudad. En la difícil tarea de gobernar, solo logran el éxito aquellos que son capaces de influir en los otros para cambiar y así mejorar. Conecta fácilmente con los ciudadanos y ya organiza una consulta pública para que se expresen por su obra preferida; esto, porque ella entiende que las decisiones que tome su Gobierno, no tendrán éxito si no van acompañadas de las estructuras sociales. 

También, ha mostrado preocupación por el tema de la seguridad, de tal manera que ya fue al municipio de San Pedro Garza García, N.L. a enterarse de cómo atienden con éxito ese sensible tema. De igual manera, el tema del agua la preocupa y ocupa, así que es la primera presidente de León que visita al Presidente de la República para exponerle la urgente necesidad del vital líquido para León& Pronto, comprendió que el poder que le da la Constitución no es un fin en sí mismo, el poder tiene sentido cuando se inclina ante las necesidades del otro y se pone al servicio de los demás de manera generosa& 

En León hay mucha pobreza. Aristóteles la veía, no como la falta de dinero, sino como la imposibilidad del ser humano de hacer florecer sus capacidades, que era la motivación fundamental de la polis griega: un conjunto organizado y autosuficiente de personas que han podido realizar sus diversas naturalezas y las ponen al servicio de todos. Ojalá que “Ale” logre hacer que su Gobierno, en su conjunto, pueda ver a las personas no como son, sino como lo que pueden llegar a ser cuando se les gestiona algo de esperanza.

Servir es saber escuchar y desear acompañar a los demás para que puedan emprender& El desafío es grande, pero los líderes se crecen ante los grandes retos que asumen, y luchan por lo que creen y lo que persiguen&Es el momento para “Ale”, y para León, de desplegar las alas y levantar el vuelo.

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