Y ahí estaba con su elegante uniforme, sus medallas, estrellas e insignias que denotan autoridad y jerarquía. Detrás del pódium, el secretario de la Defensa General Luis Cresencio Sandoval, dirigía a mexicanas y mexicanos su discurso por el aniversario de la Revolución Mexicana. De entrada, en su mensaje aclaró que en la transformación que vive nuestro país ve el bien de la patria. Agregó que esta transformación se enfoca en desterrar la corrupción, procurar el bienestar del pueblo& el crecimiento económico, educación, salud y seguridad, y por ello es necesario estar unidos en el proyecto.
La misión de la Secretaría es organizar, administrar y preparar al Ejército y la Fuerza Aérea Mexicanos, con objeto de defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación; garantizar la seguridad interior y coadyuvar con el desarrollo nacional.
En el mensaje del secretario surgen algunas contradicciones. Pareciera escoger y adjudicarse lo de coadyuvar con el desarrollo nacional e interpretarlo a su modo conjuntamente con el presidente, cuando su deber más importante es garantizar la seguridad del país. Hoy vemos que el Ejército se ha convertido en una empresa constructora de obra pública que tiene a su cargo la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles en CDMX, tramos del Tren Maya en el sureste, además de sucursales del Banco del Bienestar por todo el país. Alegando falta de confianza en autoridades civiles, el presidente convierte a las fuerzas armadas en administradores de empresas y proyectos, y la lucha contra el crimen, narcotráfico y la inseguridad que padecemos quedan desplazados.
Es cierto que el Ejército y la Marina estaban considerados las instituciones más confiables y respetables del país, pero ahora vemos lo que ha pasado en las dictaduras populistas como la de Venezuela, Cuba y Nicaragua, en las que el mandatario consiente y cobija al ejército para su beneficio. Así, Amlo le ha otorgado un gran peso político y económico. Los militares no padecieron el recorte de presupuesto que el presidente impuso a casi todas las oficinas federales.
El general habla de ver el bien de la patria en esta transformación de la 4T. El crecimiento económico está paralizado por la falta de inversión pública e incertidumbre. Sólo hay fuerte inversión en los megaproyectos del gobierno. En la salud escasean los medicamentos y la pandemia no ha sido bien manejada. El tema de la educación quedó suspendido con la pandemia, la UNAM atacada, y el presupuesto asignado muy castigado. En cuestión de seguridad: la delincuencia, homicidios, feminicidios y extorsiones han crecido considerablemente. Este último delito inhibe nuevos negocios y clausura muchos de los ya existentes reduciendo oportunidades de empleo. Con este panorama no se ve una transformación que vaya por el bien del país.
Cabe aclarar que el discurso del general que pide unirnos al proyecto del presidente atenta contra la Ley de Disciplina del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos que dice: “Queda estrictamente prohibido al militar en servicio activo, inmiscuirse en asuntos políticos, directa o indirectamente”.
