En lo que es el mayor tropiezo de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador se vio obligado a meter a la congeladora su contrarreforma eléctrica. ¿Qué llevó al Presidente a bajarle el switch? Sólo él sabe sus razones, pero la decisión vino justo después de que Ken Salazar estuvo en Palacio Nacional.

El embajador estadounidense confirmó que acudió para expresar la seria preocupación del gobierno de Joe Biden sobre la peligrosa iniciativa. Su reclamo se suma a una larga lista de voces que también se alzaron desde Estados Unidos para advertir los riesgos de que se aprobara la contrarreforma.

Hay quienes creen que posponer la discusión es una mera estrategia para hacer de la contrarreforma el tema de campaña de Morena, de cara a las elecciones de junio. La realidad es que los números no les daban en el Congreso para aprobar una modificación constitucional.

Sea como sea, la movilización de la sociedad civil fue fundamental para que AMLO se echara para atrás. Organismos ecologistas, círculos académicos, agrupaciones empresariales y ciudadanos por su cuenta, reaccionaron y alertaron sobre los graves efectos ambientales, energéticos y económicos que tendría la contrarreforma. Que alguien le pase un té de tila a Manuel Bartlett.

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Por cierto que mientras la 4T construye una refinería y le apuesta al combustóleo para generar electricidad, empresas mexicanas como Bimbo y Cemex están dando pasos concretos hacia la sustentabilidad y la transición energética. La cementera, por ejemplo, acaba de anunciar una fuerte inversión para un desarrollo de energía solar. Y la empresa del osito anunció que reducirá en 50% sus emisiones netas para 2030, lo cual incluye que para 2025 todo su consumo eléctrico será de fuentes 100% renovables. La iniciativa de ambas compañías demuestra que México no es ajeno a esta crisis global y que en el cambio climático no existen otros datos.

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Difícilmente se puede ver el encarcelamiento de Emilio Lozoya como un triunfo de la lucha contra la corrupción. La realidad es que el ex director de Pemex no durmió en una celda por el buen trabajo de la FGR, sino por un berrinche presidencial.

El escándalo que se desató por las fotografías de Lozoya en el Hunan pegó fuerte en AMLO, quien de plano calificó la cena como una provocación. Y, ¡abracadabra!, por arte de magia el fiscal Alejandro Gertz Manero de pronto se dio cuenta de que Lozoya había convertido el criterio de oportunidad… en criterio de impunidad.

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Por si alguien tenía dudas, Claudia Sheinbaum ya aclaró que no anda en campaña. Lo dijo después de su road show por Guanajuato, Tlaxcala, Campeche, Guerrero, Baja California y Colima. Si la jefa de Gobierno no anda promoviéndose, ¡lo disimula muy bien!

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