En marzo del 2021, se llevará a cabo la consulta a los mexicanos sobre la conveniencia de que el Presidente continúe gobernando, o que por falta de confianza se le revoque el mandato y el Congreso nombre a un interino. La pregunta aprobada para la consulta ciudadana en esta materia es la siguiente: “¿Estás de acuerdo en que Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?”
El espíritu de este nuevo instrumento de la democracia, que fue votado y aprobado por todos los partidos, tiene su origen en la campaña presidencial, cuando el PAN, junto con organismos cúpula de ultraderecha, promovieron campañas de miedo, acusando a Andrés Manuel de dictador, que se reelegiría para perpetuarse en el poder, como sucede en Venezuela. En contrapartida, el entonces candidato de Morena, negó rotundamente la perversa acusación y se comprometió en que, de llegar al poder, mandaría al Congreso la iniciativa de Revocación de Mandato y el referéndum, o plebiscito; estos nuevos instrumentos de la democracia, serían para consultar directamente al ciudadano sobre temas trascendentales de la vida nacional.
Se considera que, de este modo, como su nombre lo indica, la participación ciudadana será más directa y por ello más comprometida con los resultados que esto genere, ocasionando con esto mayor interés y responsabilidad, por involucrarse en ciertas tareas, ya sean éstas de carácter político, jurídico o económico, que puedan beneficiar o perjudicar al país, según lo considere el ciudadano.
La palabra democracia, de origen griego, significa: “el gobierno del pueblo por pueblo.” Es una forma de gobierno, un modo de organizar el poder político en el que lo decisivo es que el pueblo no es sólo el objeto del gobierno (lo que hay que gobernar) sino también el sujeto que gobierna. Sir Winston Churchill decía que, “la democracia es el peor sistema diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás&”
Esta Reforma Constitucional, que fue aprobada el 20 de diciembre del 2019, por mayoría calificada, da la pauta para una nueva relación del poder político con el ciudadano. Es decir, se da un espacio a la democracia directa, se le consulta al ciudadano y no a los representantes, diputados y senadores, que sería la democracia indirecta que históricamente ha tenido México.
Independientemente de que el ciudadano vote a favor o en contra de que continúe o se vaya el presidente López Obrador, no se puede pasar por alto el significado del evento, que sienta las bases para un mayor empoderamiento de los ciudadanos en los asuntos públicos que les afectan. Sin participación abierta no hay democracia.
De esta manera, la función de gobernar deberá estar íntimamente ligada a la participación social en las decisiones gubernamentales y trascender, así, de la queja a la participación activa; por lo tanto, permanentemente deberán de estarse abriendo espacios y mecanismos para la participación continua de la sociedad civil, a fin de que la voz de individuos y comunidades pueda ser escuchada para conocer sus opiniones, necesidades y aspiraciones. Inglaterra consultó a los ciudadanos sobre el Brexit; Chile, sobre la permanencia de Pinochet en el poder; y, Colombia, sobre la conveniencia de una nueva constitución, entre otros ejemplos y otros países&Estados Unidos, Chile y Suiza, también tienen la figura de Revocación de Mandato.
Sin embargo, políticos de oposición, organismos empresariales y camerales, en lugar de celebrar el inicio histórico de la democracia participativa en México, piden no participar; y, los que votaron a favor de la reforma constitucional, ahora se quieren amparar contra ella. Los adversarios del presidente, los que gritan a los cuatro vientos, “que se vaya, o se muera, porque nadie lo quiere,” están despavoridos de que la opinión ciudadana ratifique al Presidente con una apabullante aprobación. A los partidos políticos les asusta la democracia participativa, donde cuenta la voz y el voto del ciudadano. Esta democracia abre una mayor participación a la sociedad civil en la toma de las decisiones políticas, que la forma tradicional representativa, a través de los legisladores.
No perdamos de vista, que lo que es bueno para México, no es necesariamente bueno para los partidos políticos. En México, la democracia representativa que tenemos resulta insuficiente para garantizar la eficacia y la eficiencia en la gestión pública; y, la razón es que usualmente los gobiernos no escuchan, son inconsultos, entonces hay que buscar maneras ineludibles de mandatarles la voluntad soberana de los ciudadanos.
Al texto, con la reforma, la Constitución señala que, en caso de haberse revocado el mandato del presidente de la República, asumirá provisionalmente la titularidad del poder Ejecutivo quien ocupe la presidencia del Congreso de la Unión. Y, dentro de los 30 días siguientes, el Legislativo deberá nombrar a un presidente sustituto para que concluya el sexenio.
El Presidente sigue teniendo el dominio de la agenda pública, porque la oposición no tienen propuestas, figuras, ni liderazgos; de tal manera que reta a sus opositores, para que se agrupen e intenten convencer a los ciudadanos para que voten en marzo próximo, en la revocación de mandato, a favor de que él deje su cargo. Pero, hay que entender que, si no logran que se vaya, esto le daría un segundo impulso al presidente y saldría fortalecido Morena para la sucesión presidencial. Así es la política&La oposición cayó en su propia trampa. Mi estimado lector, ejerza su poder, usted tiene la última palabra&
