Hace unas semanas se desplegó un operativo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana para detener, en una torre de departamentos de la avenida México-Coyoacán, al sur de la Ciudad de México, al abogado José Alejandro “M”, cuyo apodo es “Tesoro”.
“Tesoro” se había especializado en la defensa de personajes, sobre todo colombianos, dedicados a esa forma de la extorsión que se conoce como “gota a gota”.
A mediados de 2014 dos colombianos fueron detenidos en la capital del país con una maleta repleta de dólares. Revelaron que el dinero era para hacer préstamos a los comerciantes del centro de la ciudad.
Le prestaban sobre todo a gente sin acceso al sistema bancario, comerciantes ambulantes, por ejemplo, cantidades que fluctuaban entre los 2 mil y los 60 mil pesos. Los intereses debían ser pagados diariamente, y variaban de manera tan brusca que muy pronto el préstamo se volvía impagable.
Venían las amenazas, las agresiones, incluso los secuestros llevados a cabo por la Unión Tepito, organización que cobra cuota a los “goteros” y se encarga de “apretar” a los comerciantes morosos.
En 2019 se reportó que el “gota a gota” se había extendido entre los propietarios de los estacionamientos del centro histórico, quienes eran obligados a aceptar los préstamos ofrecidos por los colombianos. Los servicios de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana habían detectado que más de 1,500 colombianos estaban operando “rutas” de “goteo” en tianguis, mercados y colonias populares de la ciudad.
Según las investigaciones, células de la Unión Tepito se encargan de hacer las llamadas y las visitas de intimidación. A veces se llevan a un empleado, un familiar o un trabajador para aumentar la presión: “Lo vamos a tener aquí hasta que pagues”.
En ocasiones, las víctimas son tableadas, golpeadas, pateadas, lastimadas y grabadas en video, a fin de aumentar la presión a los comerciantes.
Tras la reanudación de actividades luego de los embates de la pandemia, las áreas de inteligencia de la SSC detectaron que los “goteros” estaban retomando las “rutas” que se les habían cerrado.
Los líderes de estos grupos suelen reclutar en suburbios llenos de carencias de Colombia a quienes van a dedicarse a esta actividad, jóvenes sobre todo.
Una investigación de las autoridades capitalinas revela que a los candidatos se les ofrece un departamento, una moto, sueldo fijo y en ocasiones una participación en las ganancias.
Se trata, por lo demás, de un delito que, por miedo, solo se denuncia cuando la víctima alcanza determinados niveles de desesperación.
En el seguimiento a grupos de “goteros” que actúan en el Centro Histórico, a los investigadores de la SSC se les cruzó un apodo: “Tesoro”. El abogado que asesoraba jurídicamente a los miembros de estas organizaciones.
Trabajos de inteligencia revelaron que “Tesoro” iba a celebrar una “capacitación” en el complejo Dorados Convention & Resorts, un hotel ubicado en el kilómetro 25 de la carretera Cocoyoc-Oaxtepec, con capacidad para 1,600 personas.
Entre los servicios que ofrece ese complejo (con habitaciones de alrededor de 800 pesos por noche), figuran piscina, gimnasio, cancha de tenis, internet gratuito, bar/salón, centro de negocios y actividades infantiles.
El abogado ofreció hacerse cargo del traslado, hospedaje y alimentación de los asistentes.
Durante la convención de “goteros”, “Tesoro” los instruiría sobre la manera en que tendrían que hacer frente a las autoridades en caso de ser detenidos, y ofrecería orientación, “acompañado por expertos”, sobre la forma más adecuada de abrir empresas con el dinero obtenido a través de los préstamos, y administrarlas con completa “salud financiera”.
Ahora tendrá que brindarse asesoría a sí mismo.
