Leoneses en primera fila
Que dos leoneses encabecen organismos empresariales nacionales es algo que no recuerdo haber visto nunca, o al menos en tiempos recientes.
El hecho de que Héctor Tejada y José Abugaber hayan sido electos para liderar a los comerciantes e industriales del país, no solo es motivo de orgullo para los guanajuatenses sino una circunstancia por demás afortunada.
Y es que durante al menos los dos próximos años, tocará a ambos desempeñarse en un escenario delicado para el país, pues a la incertidumbre de la recuperación económica se sumará tener una administración federal poco interesada por el trato con los empresarios y además, el comienzo del proceso electoral de 2024.
Tensas las relaciones entre el gobierno de López Obrador y varios de los organismos cúpula del sector privado, Abugaber marcó de inmediato el tono de su gestión: “Nuestra vida pública requiere integración y empatía. Para alcanzar los cambios que nuestro país necesita, debemos privilegiar la inclusión, el diálogo y ampliar nuestros interlocutores”, señaló en su discurso del viernes.
Pero este llamado seguramente no dejará de lado la defensa de los intereses del sector. Todos recordamos cómo hace 14 años, Abugaber encabezó la “resistencia” de los zapateros contra la eliminación de aranceles y cuotas compensatorias que protegían al calzado nacional, que culminó con la histórica manifestación celebrada el 12 de diciembre de 2007 por las calles de León.
En cuanto a Héctor Tejada, conservo de él estampas más personales, por su firme apoyo a iniciativas editoriales que emprendió AM con los comerciantes y prestadores de servicios del centro de la ciudad, hace 20 años.
Recuerdo además que en 1985, cuando trabajaba para AM en el entonces DF, emprendimos otro proyecto que me trajo enormes satisfacciones: la edición de una revista, “Tiendas”, especializada en cuestiones comerciales.
La actividad del gremio, la enorme variedad de sus alcances fue para mí una sorpresa. Recuerdo por ejemplo que hicimos un reportaje sobre la primera tienda que implantó en el país el cobro& ¡mediante código de barras! y mandó a la basura las cajas registradoras mecánicas, que para nuestros jóvenes lectores seguramente son desconocidas.
Bien, era aquella otra época en la que el sector privado estaba en la mira. La desbocada inflación que había heredado José López Portillo y los indudables abusos que se cometían en muchos establecimientos, dieron paso a campañas sistemáticas contra un gremio que supo aguantar y crecer hasta los niveles de abasto que hoy podemos ver en nuestro País. Seguro que Héctor Tejada estará a la altura de ese desafío.


Una semana de contrastes
Hubo en Guanajuato de chile, de dulce y de manteca en materia de seguridad durante la semana. Un análisis detallado de lo que ha ocurrido en la materia, durante la primera mitad del sexenio de Diego Sinhue Rodríguez -¡cómo se va el tiempo!- lo ofrece a los lectores La Olla dominical, por lo que no tiene caso repetirlo.
Pero vale la pena comentar algunas otras cosas. El rápido esclarecimiento del ataque contra dos empresarios en Salamanca es digno de aplauso, pero no opaca que se trata de un hecho brutal ante el cual, como bien señala Brozo, no valen eufemismos ni disimulos: que dos personas, irritadas por diferencias de negocios de acuerdo con la investigación, resolvieran ajustar cuentas de esa manera nos habla de un creciente salvajismo y de una percepción de impunidad que, en este caso, resultó afortunadamente equivocada.
Por otra parte, al dar a conocer el Gobierno federal las cifras de delitos del mes de agosto (tarde, por cierto, ignorando la ley) se repitió el guión al que estamos acostumbrados: Guanajuato encabeza la lista de los casos y el gobernador Rodríguez Vallejo señaló que son muchos menos que el año pasado, lo cual es desde luego un avance, pero muy relativo.
Ahora bien, ¿qué tanto han bajado los homicidios dolosos en Guanajuato?. Más allá de que las autoridades manejan porcentajes que ni siquiera coinciden con sus propias cifras, en los últimos meses se aprecian crecientes disparidades entre las cifras oficiales que ofrece Guanajuato y los conteos que realiza AM.
Por supuesto que nuestras cifras no son oficiales y están sujetas a muchos imponderables, pero sí llama la atención la diferencia luego de que habían ido por mucho tiempo a la par e incluso hubo un mes, abril, en que el recuento oficial arrojó más víctimas.
Seguramente habrá una explicación, en agosto la diferencia fue de 26 casos.
La buena noticia de la semana fue que la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2021, que presentó el miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, reveló que la incidencia delictiva bajó casi a la mitad en Guanajuato.
De acuerdo con el informe, mientras que en 2019 se habían cometido 50 mil 894 delitos en Guanajuato, para 2020 la cifra se redujo a 29 mil 106, lo que significa una reducción de 48.2%.
Con este registro, Guanajuato pasó del segundo lugar en incidencia delictiva que ocupó en 2019, al sitio 13 en 2020.
El fenómeno se repitió a nivel nacional, aunque el promedio fue solamente de 11%. Y aunque la caída haya sido explicada por la reducción en la movilidad de las personas durante los primeros meses de la pandemia de COVID, es un registro que vale la pena considerar con optimismo.

¿Qué ver, qué leer?
¿Qué pensaría usted de una persona que dice que la pandemia del COVID- 19 es apenas una de las 20 más graves que ha sufrido la humanidad? ¿Que invita a su hijo de nueve años a pensar en el fin del mundo y que aprovechó el confinamiento para escribir un compendio de las peores tragedias que ha sufrido nuestra especie?
Por una entrevista publicada en la sección de Ideas de El País, supe de la publicación de “Desastre”, el nuevo libro del historiador Niall Ferguson, que apareció el jueves en su versión en nuestro idioma y está a su alcance por 189 pesos en las plataformas de costumbre.
El libro pinta para ser de los que uno disfruta sin remedio. Escrito con humor, como presume con razón su autor, no es solo un catálogo de desgracias, sino una reflexión acerca de porqué hay sociedades y estados que responden mejor o peor ante los desastres -biológicos, bélicos, sísmicos, económicos, más los que se acumulen- y los motivos por los cuales a los seres humanos nos resulta difícil digerir no solo sus consecuencias, lo que es lógico, sino los procesos que los producen, cuyo análisis podría ayudar a moderar sus efectos.
“Los medios siempre dirán “este es el mayor desastre jamás acontecido”, es lo que quieren que sienta el lector. Cuando en realidad esta pandemia apenas está entre las 20 peores, pero eso no es un titular tan atractivo”, dice Ferguson en la entrevista. Y ya en el libro, añade: “la fatalidad del desastre es seductora”.

MCMH
