Al igual que los anteriores presidentes, AMLO nos aplicó estos días, miles de spots para convencernos de que él está haciendo bien las cosas. Con un nivel de aprobación histórico que promedia un 60%, el Presidente presentó un Informe que tiene claroscuros, es cierto; pero que refleja una manera diferente de gobernar; la que aceptemos o no-, ha satisfecho a las mayorías. Enormes contrastes con las frivolidades de Fox y de Peña, o con el discurso de la guerra de Calderón. Los primeros, insensibles al pueblo pobre y éste, enfocado siempre al uso de la fuerza del Estado.
El hablar directo, como la gente del pueblo, desde la narrativa popular, ha hecho que AMLO inaugure un estilo de liderazgo que las mayorías aceptan. Populismo es la referencia, pero claramente refleja una manera de “sentir” a México, harto diferente y que proviene de lo que parecía su principal debilidad y hoy es su mayor fortaleza: su sentir con las mayorías, de donde él proviene. Ha acertado en priorizar en el presupuesto a los más pobres, -aunque el asistencialismo además de dar votos, solo genera dependencia-, pero nos ha puesto a mirar para otro lado a las clases medias. Con él, las mayorías empobrecidas han sido incluidas en el discurso oficial. Lejos están las frivolidades de Martha Sahagún y de La Gaviota y el lujo de la vida en Los Pinos.
Pero AMLO llega siempre a sus informes con una economía en recesión. Me disgusta que siga viendo hacia atrás a estas alturas del partido y echando la culpa a los gobiernos del pasado, cuando necesitan nuestros jóvenes que el líder vea siempre para adelante. Me molesta su discurso de rencor y soberbia cuando sabe que los grandes capitales controlan la economía y que lo que hace es dividir ya al País entre “chairos” y “fifís”. Pese a todo, su diagnóstico sigue siendo acertado y vigente: la inseguridad es un reflejo de la descomposición social por la falta de oportunidades para las mayorías. Se trata, es cierto, de hacer inversión social y procurar leyes que favorezcan por fin, a las mayorías pobres.
Revisé los spots de esta semana y aunque son imprecisos e incluso falsos en algunas sus afirmaciones (afirma que hay abasto de medicinas, que no subió la gasolina, que la economía va muy bien, que no hay corrupción, etc.), éstas, le llegan directo al pueblo. Los niveles de impacto entre los guanajuatenses también son altos; por sondeos locales, la mitad los ha visto o escuchado y tres de cada cuatro acepta que tiene razón el Presidente. Al 60% de los encuestados les agrada el estilo de comunicación “directo” y “sencillo” que tiene AMLO. Su figura desgarbada y bonachona tiene impacto positivo a diferencia de los políticos tradicionales con sus discursos huecos y frases acartonadas.
El Paquete Económico 2022 de AMLO presentado esta semana y que incluye la iniciativa de la Ley de Ingresos de la Federación, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) y los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), es en mi opinión poco realista y parte de supuestos que es poco probable pudieran darse. El Paquete Económico ha sido creado suponiendo principios de solidez fiscal y estabilidad macroeconómica y busca: reducir las brechas de desigualdad e impulsar el mercado de interno; detonar la convergencia, desarrollo, bienestar y empleo en el país y mantener la solidez fiscal, simplificar el pago de impuestos y mantener la deuda en trayectoria sostenible.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público prevé que, para el cierre de 2022, la inflación anual será de 3.4%, congruente con el rango objetivo del Banco de México (Banxico). El tipo de cambio propuesto es muy optimista en menos de 20 pesos por dólar (se utiliza tanto para los ingresos como para los egresos, porque se tiene que pagar deuda denominada en dólares y por otro lado los ingresos petroleros también están denominados en esta moneda). El precio de la mezcla mexicana de petróleo de exportación es de 55.1 dólares por barril con una producción diaria (alta) de un millón 826 mil barriles, una inflación anual para el cierre de 2022 del 3.4%; una tasa de interés de 5%, todo lo que supone, estabilidad de la política monetaria durante 2022. Un PIB optimista, pues el Gobierno de López Obrador prevé un crecimiento alto de 4.1% para 2022, tras una contracción de 8.2% en el 2020 y un crecimiento del 6% estimado para el 2021. Ojalá, por bien de todos, esto fuera cierto.
