Esta semana la declaratoria de algunos miembros del PAN (Partido Acción Nacional) de una alianza con el ultraderechista partido español Vox, muestra una faceta difícil de entender hoy, cuando en nuestro País la oposición apenas busca construir acuerdos para un frente que sea una alternativa factible en las elecciones presidenciales del 2024, frente al enorme poder del partido y gobierno del Presidente López Obrador. Y digo que difícil de entender, pues en el mundo en los últimos 20 años, la tendencia de los partidos políticos de izquierda y de derecha, ha sido plegarse hacia el centro ideológico como una natural reacción frente a sociedades que encontraron fracasos en proyectos de gobierno volcados hacia los extremos.
En nuestro querido País, el PRI Partido Revolucionario Institucional, desdibujó su perfil ideológico de partido social demócrata, para convertirse en la práctica, en un partido conservador. Por su parte el partido Acción Nacional en su mismo trayecto ideológico, se mantuvo en la Democracia Cristiana. Aunque estas distinciones de izquierdas y derechas y centro no son precisas de definir, sí nos permiten identificar espectros de ideas con respecto a los temas torales de la vida nacional.
Pero fue el abrumador triunfo del partido Morena -surgido de las fuerzas progresistas dentro del PRI sumado a la izquierda histórica-, las que permitieron junto al hartazgo social por gobiernos del PRI y del PAN, poder alzarse abrumadoramente con el triunfo electoral del 2018. Esa lección debió haber sido aprendida por el PRI que perdió su ideología y por el PAN para entender que las mayorías pobres del País y las clases medias exigían una manera distinta de gobernar. Hoy, los partidos deben ciudadanizarse, renovar sus propuestas y reconocer que solo el enfoque hacia las mayorías y hacia proyectos incluyentes son el futuro.
En el mundo los partidos de derecha han tenido derrotas importantes al sostener plataformas ideológicas que no tienen cabida frente a la irrupción de discursos y proyectos incluyentes. Hoy, los discursos de supremacía de razas, recurrencia a la fuerza militar, de exclusión a migrantes, de desconocimiento del cambio climático, de desconocimiento a los derechos de las comunidades minoritarias, como los que enarbola el partido español Vox, tienen aceptación en México en grupos muy pequeños de votantes, pues México es un País de tradiciones liberales.
El acercamiento de panistas a Vox, puede tener consecuencias en las elecciones del año 2024, pues percibo que, si el partido Acción Nacional publicita su acercamiento, tendrá mermas en sus niveles de aceptación de las clases medias mexicanas. Si a esto sumamos el resultado que va a tener la indagatoria contra el más visible candidato para las futuras elecciones por parte del PAN que era Ricardo Anaya, crea un escenario complicado para el PAN, que es hoy el segundo partido liberal de oposición y teniendo junto a Movimiento Ciudadano como tercera fuerza política emergente.
En el escenario de una alianza en el año 2024 en las elecciones presidenciales del PAN, el PRI, PRD y quizá Movimiento Ciudadano, tendría que plantearse una plataforma programática de centro, en donde el estado laico, el respeto a la diversidad ideológica, la aceptación del aborto y los matrimonios del mismo sexo, la agenda de inversión social sean visibles y por tanto, distantes de los proyectos tradicionales de la ultraderecha como Vox, y con propuestas que reconozcan las realidades sociales de las mayorías en México.
Los altos niveles de aprobación del presidente AMLO en su tercer año de gobierno, la aceptación a su discurso ideológico, son un reflejo de una sociedad mexicana que ha transitado hacia un imaginario colectivo de ideas donde todas y todos caben y lejos de los proyectos excluyentes de partidos como Vox. La clase en mi opinión, son las clases medias que han sido volátiles en su preferencia de voto; son quienes llevaron a Fox en el 2000 a una transición y decidieron dar oportunidad en el 2006 a Calderón y que consideraron que el regreso del PRI sería el regreso a la estabilidad y migraron por fin, hacia una opción liberal que nos trajera un mejor gobierno, lejos de los extremos de las ultras derechas que no tienen cabida en nuestro inmenso México.
