La pregunta viene de todas partes: ¿qué sigue?  

El destino del país quedó escrito en la elección del domingo. Lo bueno es que no vamos hacia Venezuela. Lo malo es que tardaremos tiempo en retomar las oportunidades de nuestra época. Y vaya que hay puertas abiertas para México en los próximos años. Estados Unidos crecerá como nunca y transformará su economía gracias a la visión audaz e incluyente de Joe Biden, un verdadero estadista.

Lo bueno es que hubo una marca de pluralidad que echó por la borda la intención de convertir al país en una autocracia (el gobierno de un sólo hombre). Lo que todos mencionan es la marca del INE en la elección. La institución insultada y amenazada desde la 4T, nos abre el camino para una democracia moderna, con las imperfecciones y las contradicciones que hay en el país. Una democracia liberal en construcción donde todos   decidimos. 

Lo que sigue es trabajar como nunca para poner de pie nuestra economía. La suma de esfuerzos de los particulares, del emprendimiento renovado, es la única salida hacia el futuro. Durante tres años vivimos en la ansiedad y la incertidumbre. Primero por las políticas públicas de ocurrencia que destruyen tanto valor económico. Luego por la pandemia que acabó con la vida de medio millón de mexicanos y la destrucción de cientos de miles de empleos y empresas pequeñas y medianas. 

Tendremos que reconstruir las instituciones de salud pública; echar a andar la educación en todos los frentes y destrabar la burocracia para que no estorbe en la creación de empresas. 

Qué decir de la seguridad pública. Bajo presión, interna y externa, los gobernantes deberán dar resultados pronto. Sabemos que la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, visita México para negociar acciones en contra del narcotráfico y la migración desbordada. También para insistir en el respeto a los tratados y leyes que alientan nuestro libre comercio. La agenda puede ser interminable porque cada día nos integramos más. Desde las remesas que envían nuestros paisanos (48 mil millones de dólares para este año), hasta los más de 390 mil millones de dólares que exportamos. 

Un empresario chileno que vino a México a exportar productos del campo hacia Estados Unidos se sorprendió: cómo es posible que no mandemos muchas cosas más. “Ahí compran todo lo que les vendes”. Los chilenos, desde el sur del continente exportan vino, salmón, frutas, y sobre todo, cobre. Todo eso y más tenemos en México. Es seguro que nuestros empresarios, si encuentran complicado el mercado interno, tomarán el consejo del chileno. 

La elección también nos enseñó que un modelo económico no puede cambiarse por la voluntad de un solo hombre cuando hay democracia. México sin libertad económica entraría en una crisis sin precedentes, peor que la producida por la Revolución Mexicana hace un siglo. En Cuba y Venezuela cancelaron elecciones libres mediante el poder de las armas. Muchos tenían miedo de que la misma democracia diera entrada al totalitarismo. Era un miedo comprensible pero resultó infundado con el resultado de los comicios. 

Hemos perdido tiempo por la pandemia y la ansiedad que produce no tener claro nuestro destino cuando, desde el poder, se marcan divisiones artificiales entre los ciudadanos. La única herramienta a la mano es trabajar y producir, mientras llega la próxima elección. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *