Investigadores norteamericanos del Departamento de Antropología y Ciencias Psicológicas de la Universidad de Connecticut han discutido si las personas religiosas tienen o no un comportamiento moral más elevado que las personas que no son religiosas.

El Dr. Will Gervais investigó la suposición según la cual los ateos pueden más fácilmente cometer actos inmorales, incluyendo actos extremos como asesinatos seriales entre otros.  Curiosamente y de modo interesante, esta suposición es común en todo el mundo.

Pero ¿De dónde viene esta suposición? ¿Qué evidencia la apoya? ¿En qué se sustenta? La mayoría de las religiones se ocupan del comportamiento moral y asumen que el compromiso religioso es un signo de virtud, o más aún, que el comportamiento moral no se puede dar sin religión.  Sin embargo, el análisis de ambas afirmaciones es problemático. Primeramente, debido a que los ideales éticos de una religión podrían parecer inmorales a los miembros de otra religión.

Por ejemplo, en el siglo pasado los mormones consideraban a la poligamia como un imperativo moral mientras que los católicos la consideran un pecado mortal. Otro ejemplo es la actual revisión de la iglesia anglicana sobre temas como la contracepción, el ordenamiento religioso de las mujeres, y el matrimonio entre parejas del mismo sexo.  La idea de que la gente se comporta de acuerdo a sus creencias y mandamientos religiosos fue llamado por el sociólogo Mark Chaves la “falacia de la congruencia religiosa”. Por ejemplo, aunque la iglesia católica se opone a algunas formas del control de la natalidad, en la realidad la mayoría de quienes se dicen creyentes las practican. El hecho es que hay evidencia clara de que existe una discrepancia entre las creencias y los comportamientos de las personas.  Uno puede preguntar, ¿De verdad la gente practica lo que predica? Se afirma que los individuos religiosos son más altruistas, compasionados y honestos que los no religiosos, sin embargo, al investigar el comportamiento real de las personas se encuentra que esto no es así.

En un experimento llamado “El estudio del buen samaritano” los investigadores monitorean a las personas que se detienen a ayudar a otra persona que se encuentra tirada en una calle y se encuentra que la religiosidad de las personas no juega ningún papel en su comportamiento.  Este resultado ha sido verificado en numerosos estudios de laboratorio.  Otros estudios muestran que algunas personas religiosas son más caritativas y miran menos pornografía los domingos que asisten al servicio religioso, sin embargo, esto lo compensan los demás días de la semana siendo tacaños y mirando pornografía, concluyendo que estadísticamente no hay diferencias entre las personas religiosas y las que no lo son.

Estudios realizados en Marruecos mostraron que cuando se da el llamado islámico a la oración, la gente contribuye más generosamente para obras de caridad, sin embargo, una vez que los llamados a la oración dejan de ser audibles también cesan las donaciones.  Igualmente se ha mostrado que la gente es más generosa cuando se encuentra en los templos que en la calle.

Otros estudios muestran que el comportamiento de las personas mejora cuando temen que sus dioses los castiguen, sin embargo, quienes creen en la justicia, en ley y en la honestidad de la policía, también tienen un mejor comportamiento.  De hecho, se muestra que al incrementarse la confianza en la ley y el estado de derecho disminuyen también las creencias religiosas.

Georges Bernard Shaw consideraba que ser una buena persona no requiere de ningún modo de la religión ni de lo que él llamaba “el soborno del cielo”.

Para terminar, vale recordar una cita del famoso predicador inglés Charles Spurgeon: “Solo los tontos creen que política y religión no se discuten: Es por eso que ladrones siguen en el poder y falsos profetas predicando”.

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