Planear durante la pandemia era una tarea algo más que imposible. Todo el esfuerzo público estaba dirigido a evitar contagios y muerte. Parece que estamos cerca de la otra orilla de la tragedia con el horizonte despejado de Covid. ¿Hacia dónde queremos ir?

En los debates de candidatos tenemos una colección de buenos deseos, de políticas públicas de corto plazo, de promesas incumplibles y de cuentas que parecen y son, cuentos. 

Ningún aspirante a la alcaldía tiene una brújula clara. Agobiados por la presión de contestar cómo parar la barbarie criminal creciente, los candidatos apostaron a más policías mejor preparados y a una vigilancia férrea de los vigilantes. Las mismas fórmulas que planteó el gobierno anterior sin resultados. Ninguna meta precisa de abatimiento de homicidios, ninguna definición como lo pedía José Castro Vera, de la Coparmex,  sobre la posibilidad de capacitar a la policía para que acepte denuncias del ciudadano, por ejemplo. 

Ningún debate definirá la elección porque todas las encuestas muestran que el PAN tiene la mayoría. Alejandra Gutiérrez supera  dos a uno las intenciones de voto sobre Ricardo Sheffield. El ejercicio sirve al menos para mostrar la destreza y la capacidad de respuesta de los candidatos. 

¿A dónde vas, a dónde vamos?, sería la pregunta abstracta cuya respuesta me gustaría escuchar de la candidata del PAN. Pongo un ejemplo que puede ayudar. Es una comparación entre Querétaro y Guanajuato con cuatro datos simples: población, producción, educación y seguridad. Podríamos tener tablas de los 10 o 20 indicadores más importantes. Con estos tenemos por el momento. 

Querétaro tiene una población de 2.37 millones y su ingreso es de 225 mil pesos anuales por habitante. Guanajuato tiene 6.17 millones de habitantes con un ingreso de 157 mil pesos por habitante. La productividad del vecino es un 43% mayor que la nuestra. 

La escolaridad de Guanajuato es de 8.4 años, la de Querétaro de 9.6 años. A mayor educación, mejor ingreso. Una tarea futura indispensable si queremos prosperar es elevar la escolaridad y la calidad de la educación. No sólo más años de escuela sino mejor capacitación para que los jóvenes puedan enfrentar el futuro. El desarrollo de la tecnología para la enseñanza remota puede ayudar mucho. 

Otro dato importante es la percepción de inseguridad. Mientras en Guanajuato 9 de cada 10 ciudadanos se sienten inseguros, en Querétaro 6 de cada 10. Todo el país vive el agobio de la violencia, pero Guanajuato perdió la brújula y la paz hace diez años y no vemos cómo se puede resolver. Nuestra tierra tuvo 72 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. En Querétaro no llega a la quinta parte. Los datos son del 2020, el año más violento en nuestra historia. La meta no puede ser bajar el 20% o el 30% sino abatir la violencia criminal para compararnos con Querétaro, y a largo plazo, con Yucatán, el estado más seguro del país. 

Claro que Ale, como le dicen por afecto, necesitará todo el apoyo del Estado y el Estado la eficacia de ella y su ayuntamiento para salvar a León de que suceda lo que en Celaya, donde se concentra la degradación más grande de la seguridad pública. 

La epidemia pasó, el número de muertos por asesinato doloso supera de nuevo la cuenta de los fallecidos por Covid. La única meta inmediata es el regreso a la paz. Después habrá mil tareas, proyectos y tiempo para despegar hacia un nuevo horizonte. 

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