Tim Cook es la persona que más riqueza ha generado en el Siglo 21. Heredero del imperio que forjó Steve Jobs, convirtió a Apple en la empresa más poderosa en la historia de la humanidad. Tim Cook es gay. Después de muchos comentarios y chismes en la red, escribió una carta pública.  Está orgulloso de su condición y daba gracias a Dios por ser como era. Tan tan. 

Nadie se preocupa en esta época por la orientación de género del gran empresario. Todo gira en torno a su capacidad para gestionar el futuro de Apple. Cook personifica el éxito de una institución que brinda grandes beneficios a todo el mundo. Detrás de su capacidad para organizar y producir, está el instrumento más poderoso que hayamos tenido en la historia: un iPhone. 

El futuro de Apple ahora está en la construcción de autos eléctricos cuya arma secreta es el software que hará posible vehículos autónomos. En unos tres años comenzarán a circular muchas marcas que no necesitarán conductor. Parece una historia de ciencia ficción pero es real. 

En León surge un candidato que dice ser gay. Movimiento Ciudadano lo postula para la alcaldía. Su orientación de género debe ser irrelevante para los electores. A un reportero le pregunté si tenía el pelo negro, castaño o pelirrojo. A los ciudadanos nos debe importar poco las peculiaridades sexuales de los candidatos. Lo relevante es su proyecto político. 

El avance en los derechos civiles de los candidatos no estriba en una bandera o en pertenecer a un segmento de la población discriminado, sino en la capacidad para ofrecer soluciones. De nada nos sirve que un candidato sea gay, mujer, joven o anciano, sino que tenga una propuesta que resuelva la seguridad pública o los más importantes retos sociales y económicos.

En Europa desde hace tiempo que no es tema político la orientación sexual de quienes participan en la vida pública. La sociedad acepta como normal e intrascendente lo que los políticos hagan con sus cuerpos. La modernidad y la más profunda humanidad respeta el derecho de los individuos a vivir su sexualidad como mejor les parezca. Si Juan Pablo Delgado Miranda, de Movimiento Ciudadano nos dice que es gay, poco debe importar. Para los electores lo interesante debe ser su programa de gobierno. 

Por cierto, la Inquisición o Congregación para la Doctrina de la Fe, acaba de emitir la negativa de bendecir a los matrimonios entre personas del mismo sexo. Después de que el Papa Francisco dijo que la Iglesia debería ser inclusiva y no juzgar, el ala conservadora del Vaticano arremete contra los matrimonios homosexuales. El problema en las comunidades católicas no es para las parejas homosexuales, a quienes poco importan las bendiciones de la Santa Inquisición, sino para la Iglesia, que se aleja cada día más del sentido humano del amor, esté donde esté. 

Lo mejor que podemos hacer es reconocer las diferencias en la orientación de género como las distintas pigmentaciones de la piel, el cabello o la edad. Cuando un candidato gay no tenga que explicar su condición humana, será el momento en que la comunidad LGTB dejará de tener razón de ser. Al mundo le vale un comino si Tim Cook es gay, lo importante es que siga creando fantásticos productos que promuevan el bienestar de la humanidad. 

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