En este espacio comparto el ejercicio que las organizaciones hacen al inicio del año para planear o intentar planear-, el año nuevo. En este editorial, hace un año, fue reflexionar sobre los escenarios del año 2020, donde no teníamos presente la probabilidad de una pandemia. El 2019 era recesivo por la llegada del nuevo gobierno federal y el PIB había caído 0.1% de acuerdo al Inegi. Fue cuando el presidente AMLO sacó un “as” de la manga -como queriendo decir que, si el PIB nos era adverso, crearíamos nuevos indicadores que sí lo fueran-, como el del bienestar o el de la felicidad.
Pero con el inicio del 2020, la pandemia avanzó hasta aceptarse oficialmente y nuestro País contraerlo. Ya para febrero, el escenario más pesimista para el año, no se comparaba con lo que estaba sucediendo: ciclo recesivo mundial y cierre de las actividades económicas con el confinamiento de la sociedad o por lo menos de las clases sociales más privilegiadas-. El cierre estadístico del 2020 será terrible: 9 a 10 % de caída del PIB, el peor de toda la historia moderna de México; parte mayor debido al Covid-19 y parte menor debido a la caída de la confianza de inversionistas en nuestro País.
Pero con el inicio del 2021 y de cada año nuevo, el ánimo de la humanidad, cambia. Sí, es pasar la página del año viejo para entrar a la luz del que apenas nace. Es el ciclo de la vida desde que el “homo sapiens” sobrevivió a la evolución. Por eso, celebramos el nuevo ciclo para que el consumo y la inversión se activen. Para el caso de México, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) mide el ánimo como propensión a comprar y, por tanto, a crecer el PIB, junto con la inversión, el ahorro y la balanza comercial.
Además, el año 2021 será en México completamente electoral y es donde en el pasado se activaba el ciclo económico. Hoy, el ánimo de consumidores e inversionistas ayuda a proyectar un crecimiento del PIB entre el 3% y el 3.5%, lo que nos ayudaría a levantarnos y a recuperar empleos. Y aunque no suficiente, será necesario. La tasa de interés seguirá a la baja y con eso, estimulará a los inversionistas a sacar el dinero del banco y a arriesgarlo, activándose así la economía. El precio del dólar seguirá estable y los precios del petróleo para nuestra fortuna, también estables y al alza.
La política económica del presidente AMLO propiciará la misma inercia: inversiones en mega proyectos en el sur del País y poca o ninguna obra pública en el centro y norte.
Seguirán los recortes presupuestales del gobierno federal hacia nuestros estados y con ello, no podremos crecer al ritmo que teníamos. Los impuestos a la riqueza creada en el centro-occidente y norte, al canalizarse al consumo vía programas sociales al sur y no regresarse para seguir generando riqueza, nos plantea un escenario de crecimiento igual al nacional, ya no por encima de él.
La “nueva realidad” nos mantendrá en confinamiento al menos los dos primeros meses en que las temperaturas siguen bajas y las industrias asociadas a la movilidad y a las concentraciones masivas, seguirán cerradas. El trabajo “home office” tendrá ya formas legales pues será inevitable adoptarlo en todos los ámbitos. Los trámites gubernamentales deberán agilizarse para que sean ahora digitales, tanto como las compras que ahora se hacen por este medio en todo tipo de productos.
La velocidad de vacunación definirá el ritmo de regreso a la actividad económica para el inicio del mes de marzo en que la temperatura aumentará y con ello, bajen las enfermedades respiratorias. La actitud frente a la vacunación será decisiva en México, pues al final, será la confianza en el futuro, -ese activo intangible que tienen los países-, la que definirá nuestro crecimiento económico.
Al igual que en otros momentos difíciles de la historia, será la confianza la que distinga a unos países de otros; a los vencedores y a los perdedores de esta batalla contra el Covid. Serán los pueblos que más miren hacia el futuro conducidos por líderes visionarios, quienes más sobrevivan en esta enorme crisis global de la pandemia. Será eso, lo que defina si el 2021 para México será exitoso o digno de olvidar como lo es hoy, el 2020.
* Consejero local del INE.
