La policìa y los expertos en salud advierten que la inminente aplicación de las vacunas contra el coronavirus destaparan un mercado negro, a medida que surja la demanda por la medicina salvavidas”. Reporte BGR de EU

Cuando llegaron las vacunas contra la Influenza hubo gran demanda. La amenaza de contraer dos infecciones a la vez elevó la necesidad de vacunarse. Los centros de salud atendieron a la población que la demandaba.

Guanajuato compró un millón de vacunas, pero aún así hubo escasez. Algunos doctores y especialistas la ofrecieron. El año pasado compramos en casa vacunas a un precio moderado. Este año se elevó. Había doctores que la vendían en 800 pesos y otros hasta en 1800. Se les terminaron.

¿Por qué hubo un mercado secundario de vacunas cuando su distribución era gratuita? Lo único que sé es que pudo ser por no esperar o por comodidad con el doctor de cabecera. La angustia creada por la epidemia nos hace tomar decisiones irracionales. Hay un efecto de ansiedad reprimida que distorsiona la realidad. Este año fue como ningún otro que hayamos vivido.

Cuando Apple lanzaba sus últimos modelos de iPhone, en Nueva York, en Beijing o Shanghai, había colas de clientes que pasaban la noche en la calle para ser los primeros en obtener el teléfono. Si eso hacen los fanáticos de Apple, qué no harán quienes esperan la vacuna como la llave de la libertad, la llave del mundo.

En varios países comenzaron las estafas. En China ofrecen “un lugar” para vacunar a quienes estén dispuestos a pagar entre 10 y 20 mil pesos por dos personas. La prensa china advierte que todo está controlado en las farmacéuticas Sinopharm y Sinovac. Las dosis están numeradas con código de barras y los controles más estrictos de producción. 

Eso dice el periódico oficial Global Times. Pero qué tal si desde dentro de los laboratorios sustraen vacunas y las empaquetan por fuera.

El crimen organizado a estas alturas debe estar alerta ante la posibilidad de vender algunas miles de vacunas, verdaderas o falsas. Mil dosis a 5 mil pesos son 5 millones. La ambición humana no tiene límites cuando el mercado demanda algo, ya sea cocaína o vacunas salva vidas.

Qué decir de políticos sin escrúpulos que canjean cada dosis por un voto en las urnas del 2021. El mercado electoral podría alimentarse con la “misión cumplida”, como dijera el canciller Marcelo Ebrard.

Cabe la posibilidad de que en la fila haya colados, personas que no son médicos, enfermeras o paramédicos y se apunten desde el principio para recibir el pinchazo. 

Pregunte a sus allegados cuánto estarían dispuestos a pagar por una vacuna segura.

La ley dice que ante pandemias, el Gobierno tiene mano porque, de no ser así, el mercado distorsiona la justa aplicación del medicamento. Sólo hasta lograr la vacunación universal pueden los particulares entrar al mercado. Eso no lo sabía ayer pero es razonable. Lo que será imposible de detener es el contrabando, los timos y el mercado negro, o por decirlo más suave, la oferta paralela. Todos somos el mercado y la presión de la demanda por unas gotas de libertad crearán una oferta de impredecibles y sorpresivas fuentes. Lo veremos.

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