Volkswagen anuncia en España su nuevo modelo eléctrico iD.3. Una versión modificada del Golf, el auto más vendido en Europa. La empresa cuyo director había dicho hace 6 años que los vehículos eléctricos estaban lejos en 2014, ahora lanza una gran apuesta con su nuevo modelo.

Según el anuncio publicado ayer en la prensa española, el modelo tiene una autonomía superior a los 548 kms. Puede comprarse en arrendamiento y la compañía pagará el primer año de recargas. En Volkswagen comprendieron que el momento del cambio eléctrico viene a toda velocidad. 

Hay dos retos para lograr la popularidad de los vehículos eléctricos: el precio y la facilidad para recargar en ciudad y carretera. VW ofrece que para fines de este año tendrá 15 mil puntos disponibles en España. Pronto las gasolineras pondrán sus propias fuentes de carga eléctrica. El costo de la instalación es mínimo. De la misma manera que el precio del kw/hora se redujo a un sexto de lo que valía hace 10 años, el costo de las baterías y su capacidad de almacenamiento bajarán con la competencia. 

Elon Musk promete producir un auto compacto competitivo en menos de 500 mil pesos. Tal vez lo logre, y si no lo hace Tesla, lo fabricarán los chinos que tienen el menor costo de producción industrial. Como dice el ingeniero Joseph Licklider, “tendemos a sobrestimar lo que se puede hacer en un año, pero a subestimar lo que se puede hacer en cinco o diez años”. 

En el tiempo que se lleve la construcción de la refinería de Dos Bocas pueden darse cambios vertiginosos. Decimos que en México tardarán más en llegar los eléctricos, sin embargo, tenemos ejemplos de lo que puede suceder cuando hay competencia en el mercado. Este año abrieron la importación de autos eléctricos sin arancel. Si llegan automóviles de China, cambiarán en pocos años el mercado nacional. VW podría armar el iD.3 en Puebla como lo hace Ford con el nuevo Mustang en Cuautitlán. 

Aunque el Gobierno reniegue del neoliberalismo, no tiene alternativa más que seguir jugando en su cancha. Aquí ya no se puede diseñar la economía con la planeación centralizada, sobre todo cuando somos uno de los países en el mundo con más tratados de libre comercio firmados. Uno de los ejemplos más sencillos lo tenemos en la estrategia de precios de Pemex. Primero sacaron anuncios promoviendo que comprar a la paraestatal es mantener la “soberanía energética” del país. Un cuento que nadie se tragó porque el 75 por ciento de los combustibles son importados. Luego entró bien al juego del mercado y bajó los precios de sus productos e importaciones para “pegarles” a los importadores. 

Si baja demasiado los precios quién pagará las pérdidas será el erario. Si los extranjeros entran a una guerra de mercado con Pemex, ganaremos los consumidores pero la empresa tendría que levantar la bandera blanca porque no tiene los recursos para mantener por largo tiempo la batalla. Otro ejemplo muy sencillo es la venta del famoso avión. El Gobierno quiso venderlo, rifarlo o usarlo como símbolo perpetuo del dispendio de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. El mercado de aviones está colapsado por la pandemia y no porque sea “extravagante”. Hay cientos de aviones de las aerolíneas parados porque no hay demanda. El mercado no perdona, pero eso no lo entiende la 4T.  

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