Apenas el 24 de agosto pasado, El Universal dio a conocer un video en el que miembros del Ejército perpetran una ejecución extrajudicial en Tamaulipas.

Las imágenes fueron tomadas el 3 de julio de este año, a solo un par de meses de la firma del acuerdo por el cual el presidente facultó a las fuerzas armadas para hacer labores de seguridad pública sin que lo obstaculice, regule o fiscalice ningún tipo de control civil.

El video, tomado en Nuevo Laredo, es idéntico al de los años del derramamiento de sangre que tanto horrorizaron a México entero. Los soldados disparan centenares de veces contra una camioneta en la que viajaban miembros del crimen organizado. El vehículo recibe 243 impactos de arma larga. Personas que bajan de la unidad son acribilladas. Alguien grita que en la caja de la pick up hay una persona viva y un militar responde: “¡Mátalo, mátalo, a la verga!”.

Más tarde se supo que a bordo de la pick up iban tres personas privadas de la libertad, un migrante procedente de Chiapas, un joven universitario y un sujeto cuya identidad no fue establecida.

El video se dio a conocer dos semanas antes del Segundo Informe de Gobierno del presidente López Obrador.

En ese informe de 45 minutos, en el que según SPIN, taller de comunicación política integrado por académicos, se hicieron 101 afirmaciones no verdaderas, el Presidente sostuvo que en México “ya no hay torturas, desapariciones, ni masacres”.

Un listado de actos de extrema violencia cometidos en México, los cuales han sido recopilados por la organización Causa en Común, demuestra que hay otro país y otra realidad. Solo entre enero y julio de 2020 la prensa registró 429 masacres, 572 profanaciones de cadáveres, 404 actos de tortura, 365 descuartizamientos, 312 cuerpos calcinados, 217 asesinatos de menores de edad, 66 feminicidios agravados, 49 intentos de linchamiento, 42 casos de esclavitud, 23 asesinatos de políticos, 18 actos de terrorismo, 17 asesinatos de defensores de derechos, 14 linchamientos, 14 mutilaciones, 5 asesinatos de periodistas, 5 violaciones agravadas, 4 asesinatos de personas con discapacidad.

Al mismo tiempo, entre diciembre de 2018 y la fecha del segundo informe, la cifra de desaparecidos es de más de 27 mil.

En el otro país y la otra realidad, 99 mexicanos en promedio son asesinados cada día. Los feminicidios han crecido 5% y hay zonas críticas donde la violencia ha partido la vida de los ciudadanos.

En 2019 México vivió el año más violento desde que se mide la violencia. Este año hemos pasado por el mes más violento, la semana más violenta, el fin de semana más violento y el día más violento de nuestra historia reciente.

El viernes pasado la realidad nos volvió a abofetear el rostro con el video de un joven que fue asesinado en Naucalpan a sangre fría, a bordo de una combi, para que el resto de los pasajeros vieran que el robo era “de verdad”. “Me vale ve…. Traemos el tiro arriba. Mira, me sobran balas, más las que tengo guardadas en la bolsa de la chamarra”, dijo el asesino del muchacho, que se desangró hasta morir, pues los pasajeros se quedaron sin teléfonos para llamar una ambulancia.

Nada de ese México pasó por el informe del Presidente que cree encarnar el mejor gobierno en el peor momento.

Al terminar el informe, Adrián LeBarón, miembro de una familia masacrada en Bavispe, Sonora (murieron tres mujeres y seis niños), se dirigió al Presidente desde su cuenta de Twitter: “Dice López Obrador que ya no hay masacres. ¿Se le olvida que la de mi hija y nietos fue durante el año que informa? Y las tantas ejecuciones del país, ¿esas tampoco cuentan? ¿Creerá que si no las menciona no existimos? Quiero vivir en su México, ahí todos seríamos felices”.

Sí. A mí también me gustaría vivir en su México, señor Presidente.

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