En el mar de noticias adversas de este 2020, “annus horribilis”, surge el genio político de dos líderes europeos, Angela Merkel y Emmanuel Macron. En una maratónica reunión de 90 horas sacan adelante un proyecto económico que “repara, reforma y remodela” la Unión Europea y sus 27 países miembros. 

Con un proyecto de corto y largo plazo, emitirán deuda (imprimirán dinero) por 1.8 billones de euros. De entrada utilizarán 750 mil millones para enderezar el barco después de la tormenta del Covid-19. Invertirán en salud, avales a empresas y en los cimientos de un futuro verde. Darán recursos para rescatar el empleo y apoyarán a las zonas más pobres y golpeadas. 

Según el reporte del diario El País, los recursos significan un 17% de la renta nacional bruta (RNB)de la Unión Europea. Una cantidad sólo comparable con las emisiones monetarias en tiempos de guerra. El País cita al comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni: “Es el acuerdo económico más importante desde la creación del Euro”. Lo mismo afirmó Emmanuel Macrón, presidente de Francia. 

El proyecto común, aunque parece un diseño económico, en el fondo es el triunfo político logrado por unanimidad para cementar y dar sentido a la unión política más importante de la historia moderna. Europa entrelaza sus brazos para lograr un futuro más igualitario y próspero. De la tragedia surge la catarsis que da a luz un verdadero nuevo mundo. 

El cometido es claro: reparar los daños de la pandemia salvando empresas, empleos y mercados; reformar el entramado político de los 27 países para, a largo plazo, convertirse no sólo en una unidad territorial sino también fiscal; y remodelar el futuro verde que tanto anhelan las nuevas generaciones, con una meta clara: lograr una neutralidad climática para el 2050. 

Las complicaciones del acuerdo debieron ser enormes. Países ricos como Holanda, Austria y Suecia pelearon las condiciones porque saben que la mayor carga irá para los más prósperos. Angela Merkel, la mujer del siglo, tiene la autoridad política y moral para alinear a su pueblo en defensa de Europa. El país más productivo ya había recibido a un millón de refugiados sirios y ahora extiende sus brazos en contrapunto de las derechas nacionalistas de Polonia, Austria, Hungría y Holanda. 

Al final, el peso de Francia y Alemania sirvió para lograr una votación unánime. El ejemplo de estampar la firma de las dos economías más grandes en un crédito de tamaño nunca visto, hizo lo que parecía imposible. 

“Deal”, anunció Charles Michel, el presidente de la reunión en Bruselas y dijo: “Hemos demostrado que la magia del proyecto europeo funciona porque cuando pensamos que es imposible, sale adelante gracias a la cooperación y a la voluntad de trabajar juntos”, según lo reportó El País. 

La comparación es inevitable. En México no podemos ponernos de acuerdo tan sólo en elevar a ley una renta básica para los desempleados y los más desamparados, al menos durante la pandemia y los primeros meses de recuperación. El daño ya se mide en un 10% de menor producción nacional y en 12 millones de desempleados; también se vaticina que 10 millones pasarán a la pobreza extrema. Nunca habíamos tenido una política más miserable que la de hoy. 

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