Siguen las malas noticias sobre la indiferencia y desprecio del presidente AMLO a las energías renovables, a las energías limpias. Las considera un engendro del neo liberalismo. Ha anunciado que no se harán inversiones públicas en energías renovables y que la Reforma Energética -que pronto echará abajo el Presidente y su partido Morena-, solo ha representado ventajas para los particulares e inversionistas extranjeros. ¿Entonces, cómo cubrirá el déficit de energía que se presentará si como todos deseamos, el País se recupera de la recesión el año próximo?

En cuestiones de medio ambiente, el presidente AMLO simplemente no tiene una prioridad ni una agenda. Una Agenda Verde para una organización y para un País, es el programa de acciones y prioridades sobre desarrollo sustentable, sobre el cuidado y protección de la naturaleza, es decir, define cómo crecer económicamente sin detrimento de los recursos naturales para las siguientes generaciones. En un gobierno es el conjunto de políticas públicas que encauzan el presupuesto hacia la atención de problemas ambientales para construir un futuro sustentable.

La política social del gobierno de AMLO y de Morena, lo he dicho siempre, tiene muy buenas intenciones al hacernos voltear hacia las mayorías pobres y a esa enorme deuda que tenemos las clases medias y altas, con ellas. AMLO ha subrayado en su Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 el enfoque social y la atención a la inseguridad, pero la 4T no incluye prácticamente elementos de competitividad industrial ni de una “agenda verde”, que podría -al menos en el contenido-, hacer referencia a lo que en el mundo occidental entendemos por enfoque hacia la sustentabilidad.

Veamos: una Agenda Verde debería incluir los compromisos sobre la agenda 2030 de Naciones Unidas, sobre el Acuerdo de París y la reducción de los gases GEI (efecto invernadero), la inclusión de energías renovables en la producción de electricidad, estrategias de financiamiento a particulares que hagan “servicios ambientales”, proyectos de desarrollo tecnológico hacia las “energías limpias”, cambios legislativos para exigir más a la industria en cumplimiento de prácticas ambientales, entre otros. Al interior de la vida económica, debería priorizar como lo han hecho los Estados Unidos o la Unión Europea-, un incremento radical en las energías alternas al petróleo.

El presidente AMLO ataca a la energía eólica por afear el paisaje, a la solar por ser tecnología extranjera, y a las demás, no las menciona porque su ignorancia sobre energías renovables es enorme. Ignorar las manifestaciones de impacto ambiental (MIA) de sus obras emblema como el Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya; priorizar la producción de energía eléctrica con carbón y combustóleo sobre la solar y la eólica; cancelar las licitaciones para producción de energía limpia; eliminar los programas del Conacyt para innovación tecnológica como el PEI y el fondo Sener que incluían numerosos proyectos “verdes”; el recorte presupuestal hasta el asfixio a la Conafor, al programa de áreas naturales protegidas y a la Semarnat, son señales de preocupación ante el tamaño enorme de la problemática ambiental.

El gobierno de AMLO ya dio señales claras de que no le interesa el medio ambiente. Las contingencias ambientales, el incremento de los incendios, la ausencia de priorización presupuestal, la falta de agua en las cuencas más explotadas, la falta de rellenos sanitarios, la probable falta de producción nacional de la CFE por ausencia de licitaciones de energías limpias, serán atendidas hasta que sean inocultables. Sueño con que AMLO lanzara “bonos soberanos de carbono”, desregular por medio de la CRE (Comisión Reguladora de Energía), incluir en el plan estratégico de la CFE a las energías renovables, retomar los incentivos por medio del Conacyt para desarrollo tecnológicos “verdes”, hacer cambios en la ley de energía eléctrica para fomentar la “cogeneración” y la “producción independiente”.

Simplemente no se ve, no se siente, no se encuentra, el interés, es en el medio ambiente, para construir una “agenda verde”. En sus discursos y conferencias mañaneras, el presidente no ha hablado nunca del medio ambiente”. Es un tema que no conoce y no es su prioridad ante tantas necesidades que tiene el País. Quizá porque lo considere una preocupación “fifí” o de las clases medias, o porque vea que se deba retomar en el futuro, pero está simplemente ausente en su mente y corazón. Ojalá que dedique menos tiempo a denostar a sus adversarios y que como líder, busque concordia, una a las partes, metiendo a sus palabras a la “madre naturaleza”, pues al final, es la industria la que genera empleos y riqueza. Ojalá por el bien del País, pronto comprenda lo que es una Agenda Verde. 

 

*Consejero local del INE

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