Mi sentimiento personal es que la música conlleva un mensaje profético, revelando una forma más elevada de vida hacia la cual la humanidad evoluciona. Y es por este mensaje que la música atrae a los hombres de todas las razas y culturas”, Arnold Schoenberg

  

En este tiempo de involución social, refresca la búsqueda de hacer lo imposible posible en los campos de la música clásica. Hoy será para Guanajuato una fecha histórica porque Roberto Beltrán Zavala, director de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, interpretará la Tercera Sinfonía de Gustav Mahler. Beltrán ya había tomado el reto de interpretar la quinta y la segunda sinfonía del compositor austriaco (al final de la quinta, en el teatro Roberto Plasencia, imprimió tanta energía a su batuta que se dislocó el brazo). 

Y si bien la segunda, llamada “Resurrección” es una obra formidable, la tercera es la sinfonía más larga que hay. Con 100 minutos de duración, un coro femenino, otro infantil y una cantante contralto, requiere una virtuosa conducción. Tal vez por eso no recordamos su interpretación en nuestra historia. Habría que recurrir a los archivos de la propia universidad, pero dudamos que alguien hubiera orquestado antes tres sinfonías de Mahler. 

Con seis movimientos dos más que la tradición Mahler quiere explicar el mundo y la naturaleza. Desde la montaña, la fauna y el hombre, hasta el espíritu y el amor. La energía del genio y su voluntad de interpretar la realidad total en una obra trasciende a una complejidad musical difícil, estridente, jocosa, alegre, dulce, vibrante y muy pero muy poderosa. De verdad me gustaría saber mucho más de Mahler porque es un universo y el punto de quiebre de la música posromántica de fines del Siglo XIX y principios del XX. Entre más se aprende, más se disfruta la profundidad de los grandes compositores aunque a veces se necesita mucho tiempo y dedicación. Lo maravilloso es que podamos escuchar en Guanajuato en vivo y con nuestra orquesta las obras más elevadas, cultas y maravillosas de la música clásica.  Extraordinario que sean coros locales los que acompañen a la orquesta con cantos en alemán. El coro de voces femeninas del Teatro Roberto Plasencia Saldaña y la sección infantil de los coros de Valle de Señora entran a un nivel superior de interpretación. 

Cuando la OSUG interpretó la Quinta Sinfonía quedé asombrado por su calidad, sobre todo el adagietto de los violines que se hizo famoso con la película “Muerte en Venecia”, obra de Thomas Mann, dirigida por Luchino Visconti. El genio de Mahler hizo lo que casi ningún millennial original podría hacer hoy en día para pedir matrimonio: escribir música y entregársela a su novia como declaración de compromiso. Alma Schindler, también compositora, comprendió el significado de inmediato y aceptó la propuesta. Al tiempo, el amor y la pasión de Mahler por su “Alma” cayeron en la tragedia del desencuentro y la distancia. La personalidad del genio se manifiesta en su música y es muy compleja y exigente; estricta y potente; lastimosa y fúnebre, pero al final gloriosa. Una y otra vez se pueden escuchar las 10 sinfonías del austriaco y en cada ocasión encontrar algo nuevo. Tan sólo en la Octava (la de los mil) requirió de 1000 cantantes en su inauguración, una locura casi imposible de llevar al teatro. Mahler es como el mundo y en su mente albergó todo un universo. ¡¡¡Felicidades maestro Beltrán!!!

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