¿Qué atrae a personas sanas, prósperas y con preparación académica profesional a unirse a grupos de “desarrollo humano” que luego se convierten en sectas? Pensamos que debe existir un vacío existencial, una falta de razón de vivir o una simple y auténtica aspiración de ser mejor.
En la “empresa” llamada NXIVM del gurú Keith Raniere lo primero que salta a la vista es el mercado de altísimo nivel al que se enfocaba. Las hermanas Clare y Sara Bronfman, herederas de la fortuna Seagram, la actriz Allison Mack o Emiliano Salinas, hijo del enriquecido expresidente Carlos Salinas de Gortari.
A Guanajuato llegaron y a punto estuvieron de quedarse con parte de la fortuna de un próspero empresario leonés a quien pretendieron embaucar. A medida que los miembros de NXIVM penetraban más en un núcleo social de ricos empresarios, y los convencían con sus teorías esotéricas sobre el éxito, les pedían más y más dinero.
A un empresario mexicano que tuvo la desgracia de caer en sus ideas le dijeron que el siguiente paso para avanzar dentro del programa le costaría un millón de dólares. Entonces él comprendió lo que realmente quería el gurú: era un simple negocio de timadores y no una escuela de éxito ejecutivo. El empresario ya tenía prosperidad desbordante así que tuvo el tino de no seguir el cuento.
Durante dos décadas el propio avance da la secta convirtió al gurú Raniere en un líder carismático que inventaba historias tan desproporcionadas como las promesas a sus seguidores. Supuestamente articulaba frases completas antes de cumplir un año, había aprendido a leer solo y tenía el I.Q. más alto del mundo con 240 puntos.
De que el tipo era listo, seguro, de que gozaba de la admiración y adoración de su círculo cercano, también. Pero en algún lugar del camino el grupo comenzó a desfigurarse, a convertirse en una verdadera secta a pesar de que muchos de ellos no tenían la menor idea de lo que sucedía en el círculo cercano al gurú.
Al pretender absoluta confidencialidad, NXIVM se encontró con la verdadera naturaleza humana que decía comprender a plenitud porque algunos miembros revelaron sus secretos y pusieron en entredicho toda la estructura del grupo. Se descubre su afán insaciable de dinero a cambio de las llaves del conocimiento “exclusivo y extraordinario” que sólo Raniere poseía y dispensaba.
Un buen día el hijo de un próspero agricultor de Guanajuato se atrevió a denunciar al grupo. Fue un acto de integridad personal. Ya le andaba. De inmediato vinieron amenazas de los más poderosos mexicanos registrados en el grupo después de que vieron su nombre en las páginas del New York Times.
La parte escabrosa de las últimas prácticas sexuales de la secta la hizo sucumbir con la detención de su líder, quien es juzgado en Nueva York. Familias enteras destrozadas, fortunas dilapidadas y hasta suicidios fueron parte del fruto de Raniere que hoy ya no parece el hombre más inteligente del mundo. “Vanguard”, como se hacía llamar el líder, hoy es un mortal que cayó del paraíso protegido, provisto por un harem de seguidoras.
Lo que no sabían sus leales aprendices es que buena parte de las mejores enseñanzas sobre la naturaleza humana, sobre la sabiduría de los siglos en la superación personal, está escrita desde los clásicos griegos y romanos, hasta Cervantes y Shakespeare. Qué decir de los mejores pasajes bíblicos. Tesoros que cuestan unos pocos pesos.
