Hoy migré de la noche a la mañana; de las tinieblas a la luz. Soy migrante por naturaleza; de hecho, todos los humanos somos eso, migrantes, porque siempre buscamos encontrar un cambio mejor en nuestras vidas, al otro lado de la vida.
Hoy descanso un poco a las personas que permanecen en nuestra historia por trascendentes, para comentar sobre este tema actual y siempre histórico, el de las migraciones, los que salen, emigrantes; los que llegan, inmigrantes. Dos sucesos actuales principalmente me mueven a escribir este trabajo: uno, el odio de Donald Trump hacia los inmigrantes que están, o los que pretenden arribar a los EUA y que por ello afirmó, sin lograrlo, debido al gobierno demócrata del estado de California (estado tan poderoso y rico que, recordemos, varias veces a intentado separarse de la Unión Americana para lograr su independencia; algo así como Cataluña, pero, según yo, ordenado) que enviaría a la Guardia Nacional a la frontera de los EUA, en el mencionado estado para resguardarla por la supuesta invasión de emigrantes; dos, el patético espectáculo de su estancia temporal y paso por Irapuato de cientos de familias hondureñas, imágenes las de ellas, llenas de pobreza, miedo a sus autoridades que han provocado un continuo éxodo de pobladores de esa nación, seguramente la más pobre de America, a base de intimidaciones, ausencia casi de sistemas de educación, de servicios médicos, medios y oportunidades de trabajo, provocador todo esto, para mí, el haber visto como todos esos hondureños pasaban con sus maletas, caminando arrastrándolas, familias enteras con niños en sus brazos muchas de ellas, a un lado del puente Siglo XXI en la Avenida Guerrero, para subir a los trenes que los llevarían a Guadalajara (con los peligros inherentes debido a que son trenes de carga y en cualquier lugar pueden caer, morir aplastados, fracturados, o mutilados), y de ahí subirse a otros trenes hasta intentar llegar a la ciudad de Tijuana en donde algunas de esas personas buscarán documentos para que les permitan pasar a los EUA y recuperar a sus familiares, de los cuales muchos de ellos no saben si viven todavía; otras seguramente no lo lograrán y, no dudemos, formarán una colonia en esa ciudad de Tijuana, multilingüe, internacional, y una de las ciudades, a nivel mundial, con más afluencia anual de personas que entran y salen a, o a través de ella.
Las migraciones son, en su conjunto, una de las características más sobresalientes de la vida humana. Históricamente, estas migraciones han transformado totalmente el aspecto de países y vastas regiones influyendo en la composición racial y lingüística de los pueblos. Recordemos algunas para reafirmar, confirmando, esta particularidad de los humanos. La primera, el paso, migración, de Adán y Eva, del ‘paraíso terrenal’ a la tierra que sembrará el hombre con el sudor de su frente y la mujer parirá con dolor a los hijos de su vientre. Abraham, siglos después, el primer guía de un pueblo, los hebreos (o extranjeros, que venían del oriente) el más grande que las estrellas del mar o las arenas del desierto, desde Ur de Caldea, hasta la tierra prometida, la tierra de Canaán. Noé emigra, con su familia y miles de parejas de animales, de las tierras inundadas, hacia las fértiles luego del diluvio universal. Moisés emigra de Egipto, guiando al pueblo escogido por Dios, los israelitas, nombre dado por Yahvé -Dios, a los descendientes de Jacob (hijo de Isaac y Rebeca, llamado así por Él, luego de la lucha nocturna con un Ángel enviado por el mismo Yahvé en la que salió triunfante Jacob, recibiendo el nombre de Israel que significa, ‘el más fuerte’, ‘el vencedor’) y a través del tiempo, cuarenta años, los guía hasta la conquista de la tierra prometida, ahora Israel (padre que fue de doce hijos los que formaron las doce tribus de Israel), sin vivir ningún nacido en la esclavitud egipcia para significar la liberación del pueblo escogido por Dios-Yahvé.
El hombre en su prehistoria siempre emigró en busca de comida y de tierras cálidas y fértiles donde habitar posteriormente, sedente, luego de descubrir la agricultura. Luego de la migración de los hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet, hacia lo que serían los cinco continentes, se formaron las razas del mundo: la blanca (Semitas), occidente de Asia y Europa; la amarilla (camitas) China y Mongolia; la negra (descendientes de Jafet), África; posteriormente, la cobriza americana (del norte de América), mezcla de la raza blanca (europea) con la rojiza (americana), y de la blanca (europea) con la cobriza de Mesoamérica y Sudamérica, de la cual nació el mestizaje. Las impresionantes invasiones de los pueblos ‘barbaros’ a Europa. Los olmecas, la cultura madre de las culturas mesoamericanas, fueron producto de migraciones de África (recordemos las cabezas olmecas de ‘La Venta’ en Tabasco, con rasgos negroides); La cultura maya tiene sus antecedentes étnicos en la raza mongólica con la particularidad de que ambas tienen la mancha mongólica (violácea), en la base de la columna vertebral; Quetzalcóatl, gobernante tolteca, por el año 800 d. C. emigró al sureste y en la cultura maya se convirtió en el Dios Kuculkan; el pueblo azteca emigró de Aztlán y en el año de 325 d. C. fundó la ciudad de Tenochtitlan la que, el 19 de agosto del año de 1521, Hernán Cortés emigrante español, vía Cuba, fundó la ciudad de México-Tenochtitlán. Los abajeños, somos producto de sucesivas y muy variadas migraciones de grupos culturales que habitaron temporalmente esta región en busca de alimentos, como los chichimecas, pames, guachichiles y otros más, y de otros que se asentaron ya conociendo y dominando la agricultura como los purépechas y los otomís. Irapuato, nosotros más particularmente, no cuenta con nativos de esta región; los rancheritos, los morenitos, chaparritos casi todos, indudablemente corre por sus venas sangre de las razas blanca o negra, producto de las emigraciones, voluntarias u obligadas, de muchas personas que viajaron de Europa y/o África, principalmente. Muchas personas más son (somos), descendiente de emigrantes de los ‘altos de Jalisco’ y de varias ciudades cercanas a Irapuato como de Salamanca, Silao, Valle de Santiago, Pénjamo y La Piedad, principalmente.
Así que, Donald Trump continua mal y mientras siga así permanecerá un peligro latente para nosotros, la humanidad. Un comentario final. Flagelo de México todo es la corrupción en los tres niveles de poder civil. ¿Cómo acabar con ella? Cito los sabios comentarios de un gran amigo y conocedor, Jaime Panqueva: el origen de ella es la ‘impunidad’. Terminemos con ella y viviremos felices. Es decir, apoyemos a autoridades que sean inmunes a la impunidad, vía el voto. ¿estamos de acuerdo?
