La semana pasada, la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Constitución General de la República para suprimir el fuero de diversos funcionarios federales, estatales y municipales. Desde hace meses había en la Cámara mencionada creo que dos iniciativas para ese objeto, pero habían sufrido el proceso usualmente llamado de congelamiento. Por ello no habían pasado ni siquiera a ser objeto de discusión en las comisiones respectivas. Pero resulta que hace un par de semanas el candidato del PRI promovió que se presentara otra iniciativa la que, ¡oh sorpresa!, fue rápidamente tramitada y aprobada por los diputados, prácticamente sin oposición por supuesto. Atendiendo a que en este momento de la contienda electoral el tema de la corrupción es uno de los fundamentales en el discurso de los candidatos presidenciales y de otros, la sorpresa que hago referencia líneas atrás parecería estar fuera de lugar. Pero me parece que no es así si tomamos en consideración que, como dije, ya había otras que pretendían sustancialmente lo mismo y habían quedado en “la congeladora”. La diferencia, me parece, estriba en quien promovió que antes de las elecciones se desapareciera el fuero, dado a que, si bien el tema se mencionaba como colateral a los aspectos de corrupción, no se había tocado por los demás candidatos de manera tan concreta como lo hizo José Antonio Meade. Algo que estaba pendiente y que el propio PRI había estado deteniendo, de pronto fue impulsado por el candidato de ese partido, y por supuesto que entonces los obstáculos priistas se desvanecieron y todo caminó rápidamente, si se tiene en cuenta, además, que el fuero para el Presidente de la República, que no se quería suprimir, fue también desaparecido.
Los que dicen saber mucho de política afirman, que tratándose de esa actividad no hay coincidencias y que por lo tanto hay que sospechar cuando existen, pues en realidad solamente es apariencia. Si hacemos caso a esa afirmación se podría decir que, en efecto, la supresión del fuero a nivel nacional en el momento de las campañas presidenciales y que el impulso definitivo haya sido proporcionado por el actuar de uno de los candidatos no es, obviamente, una mera coincidencia. Parece que alguien del equipo del candidato Meade tuvo la idea de aprovechar un tema que, si bien estaba ya planteado en una de las cámaras, sin embargo, los demás candidatos no lo habían impulsado con la fuerza con que lo hizo la proposición del Partido Revolucionario y de sus aliados. Así, la que no fue una iniciativa original de este último, sin embargo, si no se reflexiona mucho y no se tienen los antecedentes al respecto, parecería que el mérito es de aquél. Yo diría que aún con el conocimiento de que la petición de la desaparición del fuero no pertenece sólo al candidato que se viene mencionando, no puede menos que pensarse que por su intervención el asunto se destrabó y se le dijo adiós al fuero, cuando menos en una de las cámaras legislativas y probablemente también en la otra que debe estudiarlo más adelante con base en lo resuelto por los diputados; con la circunstancia de que se incorporó la figura presidencial que antes no estaba contemplada. Ciertamente se podría decir que no hizo sino convencer a los líderes del partido que lo postula, pero por eso precisamente es que esa circunstancia resulta, a mi juicio, importante, pues puede interpretarse como un indicio de que la sujeción al partido que lo postula es menor. El truco fue bien planteado y no tenía muchas dificultades para que fuera aceptado por los opositores, pues es claro que en la Cámara no podrían oponerse a lo que ellos también habían sometido previamente a ésta. Si el equipo de campaña de José Antonio Meade sabe manejar mediáticamente el asunto podrá sacar provecho de este; quizá no tanto como para esperar inmediatamente un mejor puesto del tercero que ahora ocupa, pero sí hará que tenga mayor presencia en su campaña.
Por otra parte, si en la Cámara de Senadores no se congela la iniciativa aprobada por los diputados y las modificaciones constitucionales se realizan, esa circunstancia no será suficiente para cantar victoria y pensar que la corrupción podrá ser abatida rápidamente, todavía falta que se pulan los detalles en relación con las normas jurídicas que tendrán que considerarse para manejar lo que sucederá con los funcionarios que ya carentes de fuero sean acusados de un delito y de las consecuencias específicas, pues si bien en la Constitución se dan los puntos esenciales es indudable que habrá que pulirlos en las leyes secundarias y es ahí donde las cosas podrán, si no se tiene cuidado suficiente, complicarse quitándole efectividad a esa ausencia de fuero. También habrá que terminar con la implementación de los órganos anticorrupción y de los fiscales especiales, sin todo esto la ausencia de fuero no servirá de gran cosa, pues los trucos y trampas que seguramente ya se están pensando lo dificultarán.
Cambio de tema. -En Guanajuato se sigue pensando que la solución para abatir la inseguridad y los delitos tiene que ser por el camino de aumentar penas. En próximo artículo trataré de explicar la equivocación, por razón de espacio no lo hago aquí y pido su comprensión.
