Por fin llegó el día y la hora de la protesta de Donald Trump, y se cumplió la fecha del 20 de enero, de la que todos estábamos a la expectativa.   Me llamó la atención que como siempre lo hacen los norteamericanos, lo primero fueron las palabras de los pastores, palabras religiosas que implican el no avergonzarse de la religión que profesan, como lo hacemos aquí en México, en donde en la toma de protesta del presidente en turno, lo que menos se menciona es a Dios, como lo hacen nuestros vecinos del norte.

Con la presencia de Barack Obama, su esposa Michelle, Bill Clinton y su esposa, la ex candidata a la presidencia de la república por el partido demócrata, varios ex presidentes entre ellos Jimmy Carter,  George Bush y en general los líderes de esa nación muy poderosa, que demuestra la cultura de dicho país, en donde hace algunos días o meses, estaban trenzados en una lucha por la presidencia de la república, principalmente los demócratas y los republicanos y que a la postre salieron vencedores estos últimos contra todos los pronósticos existentes. Llama pues la atención, la presencia de quienes han sido vituperados por el presidente entrante y que ahora aplauden, o cuando menos así lo demuestran, las palabras de Donald Trump. Hubo un posicionamiento fuerte del partido demócrata al respecto  antes del discurso inaugural.  Por fin llegaron las esperadas palabras de Donald Trump, iniciando por su juramento de defender la constitución de los Estados Unidos de América y poner todo su esfuerzo en dicha encomienda. En lo personal esperaba un discurso más radical de este hombre Trump, quien se ha dedicado a insultar a México y a otros países del mundo. Sin hacer referencia directa a nuestro país, si mencionó entre otras cosas, su fuerte nacionalismo, diciendo que “ahora si haremos nuevamente grande a los Estados Unidos” en franca alusión a la supuesta omisión de Barack Obama. Mencionó que dará empleo de preferencia a los estadounidenses, y que los empleos serán para los mismos, haciendo hincapié en que ya no más se beneficiaría a otras naciones, en alusión indirecta a nuestro país, haciendo notar que los Estados Unidos, han enriquecido a otras naciones, pero que esto dejará de suceder. Más que la importancia que reviste la toma de protesta, mencionó que regresa el poder al pueblo, lo que hará en forma permanente, pero llamó la atención que haya mencionado que Dios lo cuidará a él y al pueblo norteamericano, por lo que deben actuar de manera confiada, lo que podría interpretarse como una relación directa con Dios, lo que está por verse. Hizo referencia a que terminará en forma definitiva con la delincuencia e hizo mención particular del fanatismo de la religión Islamista, de quien prometió desterrar todo lazo con la delincuencia en forma permanente.  Aunque no fue un discurso tan radical, volvió a ser el  Trump de siempre, pugnando por voltear los ojos, únicamente hacia los norteamericanos en un discurso en contra de la globalización de la economía y de un franco nacionalismo exacerbado. Como era de esperarse, sólo en forma parcial dio a conocer su forma de pensar, por lo que habría que esperar que es lo que viene en los días posteriores. Por lo pronto no se vio la multitud que abarrotó la toma de protesta de Barack Obama pues la asistencia pudiera considerarse hasta cierto punto poco concurrida, lo que demuestra el rechazo que existe de una mayoría hacia la persona de Donald Trump, quien llega con un índice muy bajo de popularidad a diferencia del presidente saliente, quien deja la presidencia con alto índice como lo indican las estadísticas. Lo que no le dijo a los republicanos, es como iba a trabajar pues su discurso fue en términos muy generales. Tampoco   les dijo a los demócratas como piensa unir al país que está sumamente dividido, pues en ningún momento fue conciliador su discurso.  Trump inició su mandato firmando un acuerdo que disminuye notablemente los fondos para el programa Obama care que permite a los norteamericanos acceder a médico y medicinas. Asimismo, firmó otro acuerdo que disminuye los apoyos a quienes compran una casa por primera vez, sin medir las consecuencias que esto acarreará, como es el caso de la construcción de viviendas, que tendrá menos apoyo y por lógica se construirán menos viviendas, lo que seguramente disminuirá la economía. Por lo pronto vemos a un Trump cumpliendo sus promesas de campaña, por lo que nuestro país no debe esperar lo mejor de este personaje. Habrá que vigilar muy de cerca, las acciones que emprende, sobre todo con el muro y con el tratado de libre comercio, que no son tareas fáciles ni de un solo día, para finalmente darle cuerpo a sus amenazas, que esperamos queden como tales. Pero algo muy importante, estar al pendiente de lo que emprende nuestro propio gobierno para enfrentarlo.

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