En momentos como los actuales en que vivimos una serie de sucesos de inconformidad, nos da la oportunidad de reflexionar sobre nuestros derechos y primero reconocer lo que nos pasa y luego manifestarlo de la mejor manera posible. Se trata de realizar acciones que nos lleven a lograr las metas deseadas. 
En muchas ocasiones hacemos cosas que en lugar de llevarnos a lograr lo que queremos más bien nos distancian de nuestros objetivos. 
Creo que hay razón para tener molestia por sentir que hemos sido traicionados o que nos han mentido, porque después de habernos vendido que las reformas estructurales serían la solución para el país ahora resulta que las cosas están difíciles para las y los mexicanos y que los aumentos en los costos de vida son el “regalo” de este año nuevo. 
Se presenta un momento oportuno para lograr despertar como país. No habrá nada que no podamos superar si nos encontramos unidos y sabiendo lo que queremos. Es momento de regresar del sueño en que nos habían metido, en el paraíso consumista. Y precisamente los cambios que se avecinan nos hacen estar con atención y poder volver la vista a las personas de nuestro alrededor. De pensar en consumir lo local, de preferir aquello que genera menor huella ecológica (indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta), de consumir sólo lo necesario y evitar dispendios y afectación a nuestro medio ambiente. 
Las políticas anunciadas por los vecinos del norte (por ejemplo: Ford) nos ponen en alerta. Ellos tienen una fuerza pero nosotros también tenemos lo nuestro. Podemos escoger las cosas que hay que consumir y prepararnos para el cambio de paradigma en el uso de los recursos ambientales y la sustentabilidad. 
Es molesto que a alguien le ponga etiquetas a otras personas, y sobre todo, cuando se trata de etiquetas que molestan o crean bullying para determinados grupos de personas, en este caso las y los mexicanos. Sí se vale estar molestos, sin embargo esto nos da fuerza y responsabilidad para demostrar lo equivocado de la mención. Para eso hay que trabajar, demostrando nuestros valores y entereza, no por nada hemos apoyado al crecimiento de otros países. Sólo que hemos estado adormilados, probablemente necesitamos un movimiento fuerte para sacar la casta y demostrar de qué estamos hechos. Esta es la gran esperanza. 
Lo que de verdad no se vale es permitir que algo que es una expresión genuina de malestar, de inconformidad se prostituya con delincuencia y momentos de rapiña. Tal vez alguien piensa que puede ser de justicia, sin embargo no es la manera de hacerlo, y más bien perjudica a todas las demás personas y da pie para ejercer el autoritarismo y quebranto de lo que queda del estado de derecho. Requerimos mucha inteligencia y que la expresión de nuestras verdaderas inconformidades (emociones y sentimientos reales) no se dirijan a perjudicarnos. Que sepamos emplearles para el verdadero logro de nuestros objetivos. 
No sabemos quién es el generador de esos actos delincuenciales pero por el grado de desarrollo y las necesidades que tenemos, cada mexicana (o) necesitamos ser vigilantes de que no ocurran robos ni actos vandálicos, ya hemos tenido experiencias anteriores que nos han desgastado y que no necesitamos volver a vivir. 
Afortunadamente tenemos caminos para hacernos escuchar y hoy las redes sociales y la presencia organizada y bien informada puede hacer llegar hasta los oídos de los que “se hacen sordos” por conveniencia. Denunciemos lo que no es justo y actuemos en consecuencia y no devolver conductas o acciones iguales a los que las han propiciado porque nos devaluamos a su propio nivel. No se puede disfrutar de bienes que no son tuyos y que obtuviste en una rebatinga. En dónde está la ética y el modelaje para las nuevas generaciones. ¿O será que se vale de todo?. 
Estamos en un momento determinante para el futuro de nuestra humanidad y de lo que hoy es nuestro territorio. Ojalá que sepamos escuchar a nuestro corazón y en conjunto construyamos un medio más humano y mejor. La oportunidad está en nuestra cancha. 

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz! 
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