Querido Niño Dios:
Te escribí una carta el año pasado y sé que te enteraste, pues muy poco de lo pedido llegó durante estos últimos doce meses: nos trasquiló a todos Donald Trump; por fin tenemos Teatro de la Ciudad; de la Secretaría de la Función Pública cambiaste la conmovedora ternura de Virgilio por la avasalladora inteligencia de Arely. Sin embargo, de todo lo demás no vi nada, salvo que las Chivas salieron de la zona de descenso y ganaron un título, aunque no fue de Liga.
Sé que pedir no empobrece y, como no quiero repetir mis peticiones del 2015, hago esta nueva lista que muy comedidamente ruego anexes a los puntos por resolver de la anterior. No quiero recurrir a las estrategias manidas de chantaje que tan bien sabemos emplear los mexicanos para lograr lo que exigimos a nuestras autoridades. Dicho de otra forma, no estoy relacionado con los bloqueos carreteros en las vías que comunican hacia tu pesebre, ni tendré nada que ver si los Reyes Magos no llegan el 6 de enero, por estar retenidos y en espera de canje. Mucho menos tuve que ver con ese libro de Introducción al budismo que apareció recientemente junto a nuestra Biblia. No sé nada de ello y, aunque venga una comisión de expertos internacionales a corroborarlo, sé que no podrán probar nada.
Después de este necesarísimo preámbulo, ruego al coro que repita después de cada fragmento la jaculatoria: “te rogamos, benignísimo Niño de infinita caridad”. Comienzo a recitar:
* Estaciones de PEMEX que sí tengan gasolina.
* Una serie de Netflix que se llame “El regreso de Videgaray”.
* Un nuevo programa para Carmen Aristegui en compañía de Brozo, mientras este último prepara su candidatura para el 2018. (Ya tendría al menos mi voto).
* Un gol para el Chicharito Hernández…
* Un mausoleo para Juan Gabriel que compita con el de Álvaro Obregón, y uno para Nacho Padilla que le gane al de Juan Gabriel.
* Un gobernador del Banco de México que no abandone la nave ante los indicios de tormenta.
* Una peluca menos obvia y más humana para el sr. Trump.
* Aunque sea la última prioridad de nuestro culto presidente, un Secretario de Cultura que haga pelearse menos a la gente de la cultura y las artes.
* Un premio Nobel de Literatura para un escritor de a de veras.
* Una incómoda celda para los Duartes y el Borge, donde puedan languidecer después de devolver todo lo robado. No, languidecer, no, mejor que esté ubicada en el anexo de criminales sexuales.
* Un elíxir mágico que le haga olvidar a la experta prensa deportiva de México el 7-0 contra Chile.
* Un presidente con dignidad y pantalones que no le pague el muro al gringo.
* Unos tenis Adidas con lucecitas (no los pido yo, pero acá se coló mi hija).
* Un 2017 menos tenebroso de lo que imaginamos.
Te doy también gracias por todos los favores recibidos, ajenos a estas listas, y te pido que brindes a todos los lectores unas felices fiestas, paz y prosperidad para el próximo año.
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