“Si Freud centró las cosas en la sexualidad es porque en la sexualidad, el ser parlante balbucea” 
Jacques Lacan

Sigfredo no tenía reparo, se la pasaba reflexionando ideas e imaginando ocurrencias y posibilidades que se le cruzaban en el campo del pensamiento. Su madre Juana María García T. fue a verlo a Milwaukee, lo había estado soñando en diversas ocasiones y de múltiples maneras. En uno de los sueños lo había visto caminando por el desierto de rojizas dunas Sonorenses, solo, caminaba sin rumbo ni destino, súbitamente, se le aprecia por el camino arenoso un carnero luminoso con un unos cuernos impresionantes, brillaba el animal de pezuña. Sigfredo Freud lo observaba delicadamente, cautelosamente, con singular alegría; el carnero se acercaba a Freud con seguridad y paso firme, sin temor ni miedo, el enorme animal con prominentes cuernos tuvo a Freud a menos de un metro de distancia y agacho su sublime cabeza permitiendo que Sigfredo le acariciara la frente, Freud lo hizo, y en ese preciso instante cambiaba de atuendo, personalidad, esencia, se transformaba en un guerrero Yaqui. El sueño de su madre lo perturbo, era una posible señal lúdica y hasta cierto punto ambigua que se le revelaba a través de su madre.
Freud recordaba los pasajes de su niñez, en alguna ocasión su padre el Doctor Freud lo había llevado a las dunas de Samalayuca, quedó inmensamente azorado al estar frente a frente ante esa agreste naturaleza expresada en dunas café-amarillas en las que se podía lanzar en caída libre y deslizarse sobre los fulgurantes montículos de arena, correr son soberana dicha sobre la naturaleza desértica de Samalayuca, Chihuahua, ubicada a escasos kilómetros de su natal Villa Ahumada, Chihuahua. Esa memoria de dunas y calor desértico le hizo pensar en la posibilidad de irse a pernoctar en un recóndito sitio del estado de Sonora, un estado ubicado al noroeste de lo que llaman México, beisbolero, boxístico, bebedores empedernidos de cebada güera acompañada de deliciosos cortes de carne asada, mujeres hermosas y sumamente atractivas, etnias como los Yaquis, Seris, Pimas, Cucapá, ópatas, Mayos, Guarajíos, Kikapú, y Pápagos. Los cerveceros de Milwaukee todavía lo pretendían para jugar en su equipo durante varias temporadas, era el mejor short stop, parador en corto que habían tenido en toda su insigne historia de grandes ligas profesionales, también en la ofensiva lograba impulsar carreras o en su efecto instalarse en una de las bases y ponerle presión al pitcher robando bases, o haciendo el intento de robo. Freud todavía se cotizaba en las Grandes Ligas profesionales de Norte América, a pesar de que había perdido un poco la condición física de antaño, debido a sus excesos con el alcohol y sus diversas parrandas con primorosas jevas. Aun así, Sigfredo era asediado y lo querían a como diera lugar en los Indios de Cleveland, le ofrecían jugosas ganancias económicas, y la indiscutible titularidad como Short Stop, parador en corto en los campos del Progressive Field de los Indians.
Freud empezó a redactar un texto titulado: Bisexual Su Frida, una mordaz y ágil critica al bisexualismo, el cual, consideraba como una frágil moda, un producto del consumismo neoliberal y postmoderno, una vía canalla para aparentar apertura sexual, libertad social e individual, evolución sexual. Para Sigfredo Freud eso era una manifestación de una serie de miedos para confrontarse a sí mismos, reconocer nuestras determinaciones, nuestro cotidiano absurdo y nuestra constante estupidez humana.                Continuará…    

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