Siempre habrá tiempo de caminar por allí para observar, para tropezar con las mismas piedras y caer, caer, lenta, lentamente mientras sigues observando cómo pasa todo y cómo tú sigues cayendo.

Tierna estúpidamente y pasan los carros, las personas van a un sitio a otro y qué más da, tú sigues hacia abajo te precipitas y todo es una visión fugaz que se estira se estira como una goma de mascar, mientras tu cuerpo sigue disparado una risa lejana. 

El abrazo de una mujer, una puesta de sol de qué se trata todo esto te preguntas, con los ojos desorbitados, mientras una realidad velocísima te zumba en los oídos pero te das cuenta de que todo es lentísimo como un bostezo de Dios.

                 [email protected]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *