Sydney.- Países a lo largo de la región del Pacífico Asiático batallan para frenar la propagación de la variante Delta del coronavirus, que es más contagiosa.

Las naciones están reimponiendo restricciones de quedarse en casa, lo que deja un recordatorio de que la pandemia está lejos de terminar.

En Australia, los brotes de la variante han forzado a cuatro grandes ciudades –Sidney, Brisbane, Perth y Darwin– a confinamientos estrictos.

El lunes, el Gobierno de Malasia dijo que las órdenes nacionales de quedarse en casa serían extendidas. Y funcionarios de Hong Kong prohibieron los vuelos desde Reino Unido, donde los casos de la variante Delta, que fue identificada primero en India, están creciendo rápidamente.

En Bangladesh, soldados se preparaban para patrullar las calles y cuidar el cumplimiento del confinamiento, con los nuevos contagios acercándose al pico de principios de abril.

Los confinamientos y restricciones han disminuido las esperanzas a lo largo de la región, donde muchos países evitaron la peor propagación de inicios de año.

La variante Delta es una de varias “de preocupación” identificadas por la Organización Mundial de la Salud. Aunque algunas estimaciones difieren, podría ser 50% más contagiosa que la versión Alpha, que se identificó en Reino Unido.

Los estudios clínicos han mostrado que las vacunas existentes contra el COVID-19 siguen siendo ampliamente efectivas contra la variante Delta, aunque la protección es menor para aquellos que están parcialmente vacunados.

Sin embargo, experiencias de varios países muestran que la variante se puede propagar rápidamente entre los no vacunados, incluyendo los niños.

En India, donde una segunda ola devastadora esta primavera causó miles de muertes diarias, el estado de Maharashtra ha vuelto a imponer órdenes parciales de quedarse en casa en respuesta al surgimiento de lo que se conoce localmente como “Delta Plus”, descrito por los científicos como un sublinaje de la variante Delta.

 

Cierra Argentina frontera

 

lunes aún más en sí misma para combatir la pandemia de COVID-19, que ya ha causado más de 92,000 muertos en el país suramericano. Con el turismo internacional prohibido desde diciembre, el Gobierno de Alberto Fernández decidió también reducir al mínimo la entrada de argentinos o residentes desde el exterior. 

Entre este lunes y al menos hasta el próximo 9 de julio, sólo pueden ingresar 600 viajeros por día al país, lo que ha dejado a miles de argentinos fuera de sus fronteras. Con esta medida drástica, el Ejecutivo busca retrasar la circulación de la contagiosa variante delta, que se ha expandido con rapidez por Europa y ha obligado a varios países a frenar su desescalada.

La ministra de Salud argentina, Carla Vizzotti, defendió el viernes el aumento de los controles para la entrada al país debido al alto incumplimiento de la cuarentena obligatoria detectado entre quienes regresan al país. Según el Gobierno, cuatro de cada diez viajeros no cumplen con la semana de aislamiento obligatoria en su domicilio y con el tercer test de COVID-19 exigido para volver a salir a la calle. La semana pasada, las autoridades anunciaron que iniciarían 287 denuncias penales contra personas que habían infringido la cuarentena.

Antes de irse de Argentina, los pasajeros firman una declaración jurada en el que aceptan y asumen las “consecuencias sanitarias, legales y económicas derivadas” de su salida del país y del eventual reingreso en el mismo, así como el pago de una prueba de COVID-19 a su llegada al aeropuerto y de su estadía en algún alojamiento designado por el Gobierno en caso de dar positivo. 

 

Vuelven al uso de mascarillas

 

La variante delta avanza y el ritmo de vacunación está estancado. Esos son los factores que han llevado a las autoridades de Los Ángeles, la ciudad más poblada del oeste de Estados Unidos, a recomendar el uso de la mascarilla en interiores de sitios públicos sin importar si la gente ha sido vacunada o no.

El pasado 15 de junio el gobernador Gavin Newsom anunció la reapertura de California y proclamó con bombo y platillo el fin de la mascarilla obligatoria para los inmunizados.

No han pasado ni dos semanas desde que el político pidió pasar página, pero el coronavirus tiene la última palabra.

Las autoridades médicas del condado han pedido usar la mascarilla en los supermercados, tiendas, cines, teatros y centros de trabajo. También creen que es mejor usarla en los sitios públicos donde no se sabe si los asistentes están o no vacunados.

Esto, al menos, hasta que los expertos “entiendan mejor cómo y entre quiénes se transmite la variante delta”, señala un comunicado emitido el lunes.

 

Todos deberían enfocarse en la máxima protección con la menor interrupción de nuestras rutinas al mismo tiempo que los negocios operan con restricciones como distanciamiento social y restricciones de aforo”, añade el documento. Autoridades de California.

 

 

El Estado ha detectado hasta el momento 123 casos de la variante Delta, que ha sido considerada hasta dos veces más contagiosa que otras mutaciones. La mayoría, 110 pacientes, en personas que no estaban vacunadas. Una decena dio positivo pese a tener las dos dosis de la vacuna, pero nadie entre los infectados necesitó cuidados hospitalarios.

Los tres casos restantes son de personas que tenían solo una vacuna.

(Con información de The New York Times/ AP/ El País)

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