Londres, Inglaterra.- La pandemia de coronavirus puede destruir hasta 24.7 millones de empleos en el mundo.
Esta cifra rebasa la que hace unos días manejó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Con esto, se superaría la factura laboral de la crisis financiera, que entre 2008 y 2009, que cobró un total de 22 millones de puestos de trabajo.
El director general de la OIT, Guy Ryder, ahondó en el impacto que puede tener.
Ya no se trata solamente de una crisis sanitaria global, sino que supone una grave crisis económica y laboral que está teniendo un fuerte impacto en las personas.
Recordó que para 2008, el mundo presentó un frente unido para enfrentar las consecuencias de la crisis económica. Y ahora sugirió hacer lo mismo, con esa misma clase de liderazgo.
Aumento en desempleo
En función de la gravedad de los diferentes escenarios analizados por la OIT sobre el impacto del coronavirus en el crecimiento del PIB mundial, la organización estima que el aumento del desempleo a nivel global puede oscilar entre los 5.3 millones en el escenario más benigno, y los 24.7 millones de nuevos desempleados en el escenario más adverso, respecto de los 188 millones de parados de la base de 2019.
Esta pérdida de empleo supondrá al mismo tiempo un descenso de los ingresos de los trabajadores, advierte la OIT, que estima un impacto negativo agregado de entre 860 mil millones de dólares y 3.4 billones de dólares (792 mil 298 millones de euros y 3.1 billones de euros) para finales de 2020, lo que se traducirá en menos consumo de bienes y servicios, perjudicando a su vez a las perspectivas empresariales y macroeconómicas.
Y habrá más subempleo
Además del paro, la OIT alerta también de que la pandemia contribuirá a un incremento del empleo precario o subempleo, al traducirse la crisis en un recorte de las horas trabajadas y de los salarios, mientras que en los países en vías de desarrollo, donde habitualmente el autoempleo ha amortiguado este tipo de cambios, puede no dar el mismo resultado como consecuencia de las restricciones para los movimientos de personas y mercancías.
De este modo, se espera que la pobreza laboral se incrementará de manera significativa, puesto que la presión sobre los ingresos resultante de la caída de la actividad económica dañará a aquellos trabajadores próximos o por debajo del umbral de pobreza.
En este sentido, las previsiones de la OIT apuntan a que el número de trabajadores pobres aumentará en 2020 entre 8.8 y 35 millones de personas, frente a la previsión original de un descenso de 14 millones.
La OIT advierte de que ciertos grupos se verán afectados de manera desproporcionada por la crisis laboral, lo que podría aumentar la desigualdad, incluyendo a personas en trabajos menos protegidos y mal pagados, particularmente jóvenes y trabajadores mayores, así como mujeres y migrantes.
En este sentido, la organización insta a la adopción de medidas urgentes y coordinadas a gran escala sobre la base de tres pilares fundamentales: la protección de los trabajadores en los puestos de trabajo, el estímulo a la economía y el apoyo a los ingresos y el empleo.
Estas medidas incluyen la extensión de la protección social, el apoyo a la conservación del empleo y el alivio financiero y fiscal, incluso para las micro, pequeñas y medianas empresas, además de otras intervenciones de política fiscal y monetaria.
JPRA
