Guatemala.– El futuro presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, que asumirá el cargo dentro de tres semanas, llega con un duro paquete de medidas contra los pandilleros que incluye la pena de muerte y desesperar a los presos restringiendo las visitas familiares a una hora semanal.

Por ello, Jorge Yahir de León Hernández, El Diabólico, líder de la Mara Salvatrucha pretende hacer las cosas de otra manera. Algo inédito. El veterano pandillero pide programas de rehabilitación y se ofrece, para ello, a trabajar en la pacificación de las calles.
En una entrevista con El País, el líder de la organización internacional de pandillas criminales asociadas expresó que ya no le interesa hablar de su condena a 169 años, ni de las decapitaciones, ni del liderazgo en la pandilla, ni de su enfrentamiento con los paisas (reclusos no pandilleros), ni de cómo lideró algunos de los motines más sonados de Centroamérica. El Diabólico quiere hablar de pastelería, de carpintería, de serigrafía.
La sociedad ya ha sufrido bastante

Su intención es trasladar un mensaje al nuevo presidente y evita hablar de temas que, según él, le hagan “quedar mal”. Solo así es posible sortear a las decenas de carceleros que custodian el lugar y trabajar con una grabadora, una cámara y un micrófono en una cárcel de alta seguridad como Fraijanes II, a media hora de la capital de Guatemala.
Deben diferenciar entre quienes están chingando y quienes no chingan. Entre quienes quieren salir adelante y quienes no. En esta prisión queremos hacer las cosas bien y cambiar las cosas. La sociedad ya ha sufrido bastante”, dijo.
Jorge Yahir de León Hernández está encerrado en Fraijanes II, una cárcel donde solo encierran a líderes de la MS-13; aunque es difícil saber quién manda, El Diabólico se ha ganado el liderazgo y respeto.
El año pasado ordenó poner un cartel de cuatro metros frente a la puerta donde entran los nuevos presos, éste indica que quienes acaban de llegar deben estar aseados, no consumir drogas ni alcohol y no hacer chantajes telefónicos
Los 194 líderes pandilleros pintan paredes, reparan la cancha de fútbol, limpian el drenaje y hasta pasan el pincel a los barrotes de las celdas para que el infierno luzca impecable.
Pide rehabilitación

Desde las prisiones, insiste Yahir, sale un poderoso mensaje que llega a las calles.
Nuestro compromiso es bajar la delincuencia de parte de nuestra pandilla. El mensaje es que ya no queremos chingar más a la sociedad y así lo estamos haciendo. En los últimos siete años en esta cárcel no ha habido ningún asesinado y desde aquí no sale ninguna extorsión telefónica”, asegura.

Pero Giammattei ha prometido pena de muerte para los pandilleros como medida para frenar la violencia, el problema que más preocupa a los guatemaltecos según las encuestas; dijo, además que iba a terminar con las visitas familiares en las cárceles y reducirlas a una hora semanal con un vidrio de por medio.
