Cada que se habla de cambio de entrenador en el León se buscan el nombre más rimbombante, números de miedo, y que además garantice el éxito deportivo y un gran futbol.

Cabe destacar que en la época dorada más reciente del León, el técnico era Gustavo Matosas.

Pero en su momento, y como le ha pasado a casi todos los últimos técnicos que han llegado al León, la contratación fue muy criticada: ¿Quién es? ¿No tenía equipo? ¿En su último equipo lo corrieron? ¿No ha ganado nada? ¿A quién le ganó para llegar a dirigir al León?

Matosas llegó en medio de la crítica y fueron los resultados y el trabajo lo que cambió la percepción.

Le toca turno a Nacho Ambriz, la expectativa no es buena, hay pocos momentos donde el ex técnico de América, ha logrado convencer, pero los hay.

No viene de ganar títulos, no viene luego de brillar en algún equipo, no dejó su puesto en algún equipo para venir a dirigir al León. Pero es un tipo serio y trabajador que buscará en el León explotar su potencial.

A diferencia de los últimos entrenadores, Nacho buscará la tenencia de la pelota. Veremos cuánto le cuesta a este plantel salir jugando. Dicen algunos de los jugadores que ha tenido que a Ambriz le gustan los equipos intensos y trabaja para que sus jugadores tengan armas para salir a la cancha.

El clima hostil para un entrenador en León es el pan nuestro de cada día, a excepción de dos o tres entrenadores que ya han hecho carrera con los verdes y que ganaron títulos. Que haya una pobre expectativa sobre lo que pueda hacer Ambriz es normal.

La expectativa es negativa porque su números no son los mejores, (gana 3 de cada 10 juegos), ha ganado un título de Copa y un Campeón de Campeones de la Concacaf, que por cierto ya quisieran muchos.

Ambriz tiene poco más de 8 años dirigiendo y el León será su séptimo equipo. Que no era el DT que pedía la mayoría de aficionados, puede ser.

Hoy, por lo pronto, llega a un equipo que ha recibido en 26 juegos 47 goles, sólo dos menos que Lobos BUAP el equipo más goleado de toda la división en ese mismo periodo. Urge ganar, pero también urge apagar el incendio defensivo.

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