La compañía Escena Imprudente presentó la puesta en escena “Las Estrellas en el Castillo” durante el 14° Festival de Monólogos “Teatro a una sola voz” 2018 en el María Grever. 

La historia a cargo de Laura Araceli Gutiérrez gira entorno a “Úrsula”, una niña con una vida tranquila y feliz, que de un día para otro dio un giro inesperado por la ausencia de su papá. 

“Úrsula” era la menor de una familia integrada por su “Abu”, su papá y “Many”, su hermano mayor.

El papá de “Úrsula” era vendedor y se ostentaba como el mejor, un día pidió a su hija que lo acompañara a entregar una “cosa” que había vendido fuera de la ciudad, en el trayecto una llanta del auto se pinchó y quedaron varados en la carretera por varias horas. 

Durante el tiempo que pasaron juntos “Úrsula” y su papá disfrutaron cada momento bailando, cantando y admirando el paisaje en medio de la naturaleza.

La pequeña recibió de su papá todas las estrellas que veían en el cielo como un regalo que tendría por siempre. 

Después varias horas los auxiliaron y regresaron a casa, esperando entregar él sólo hasta la mañana la “cosa”.

La noche del día siguiente “Úrsula” se acostó muy angustiada porque su papá aún no regresaba de trabajar, y tuvo una pesadilla en la que él sufría un accidente.

Al despertar su papá no había regresado, sin ganas fue a la escuela y a la hora de la salida “Many” pasó por ella para llevarla a casa, donde esperaron el regreso de su “Abu”. 

Al anochecer regresó “Abu” notablemente triste, le dio una carta de su papá a “Úrsula”, en ella él pedía perdón a su hija y confesaba que una mala acción lo separaría de su familia, y debido a eso tendría que permanecer un tiempo en la cárcel. 

“Soy humano y no siempre tomo las mejores decisiones, perdóname hija, perdóname mil veces porque esto no es tu culpa, te quiere infinitamente tu papá”, leyó en la carta Úrsula. 

A partir de ese momento cambió la vida de la pequeña y su familia, en la escuela se enteraron de la situación, la trataban mal y ella se sentía muy triste. 

“Abu” llevó a “Úrsula” y a “Many” a un Centro Integral para la Familia, donde ella tomó clases de ballet, motivada por su maestra quien la apoyaba en todo momento. 

“Úrsula” visitó a su papá por primera vez, pero no le gustó, comparó el lugar como un castillo de personajes malvados de los cuentos, y al ver a su papá se enojó y le dijo que no volvería a ese lugar nunca. 

Gracias al apoyo de su familia y su maestra, la niña recapacitó y perdonó a su papá, a quién en un futuro dedicaría su primera presentación oficial como bailarina de ballet. 
 

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