Es posible comunicar sorpresa, enojo y preocupación con el simple movimiento de las cejas, pero éstas no siempre han sido como las conocemos actualmente. La evolución humana ha hecho que su forma, tamaño y abundancia cambien.
Como sabes, las cejas están justo por arriba de los ojos y sobre la frente; sin embargo, nuestros antepasados tenían cabezas más grandes y una gran protuberancia en la frente –la cual no era totalmente plana–. Esta agresiva anatomía les servía para demostrar agresividad y dominación.
Según un estudio, publicado en la revista científica Nature Ecology & Evolution, conforme los grupos de personas del pasado se volvieron más sociables, la forma de la cara fue cambiando y las cejas tuvieron una parte esencial de la comunicación no verbal.
A medida que los humanos cambiaron la caza por la agricultura y se volvieron seres más sociales, la frente se fue aplanando y en ella comenzaron a crecer cejas más visibles y con mayor movilidad. Esto amplió las posibilidades humanas de comunicación a través de las expresiones.
Además, los autores creen que el cambio de la frente y las cejas fue una consecuencia de la reducción craneal del hombre, que ha sucedido paulatinamente por los últimos 100 mil años. Así que con el tiempo, las cejas pasaron de expresar agresividad y dominación a una gran serie de emociones.
