La efervescencia de los procesos electorales es un buen parámetro para definir cuál sería el perfil de un buen candidato, si da vida a la comunidad, si conoce, si se acerca, si comparte el dolor, el sufrimiento y el hambre del ciudadano, refirió el obispo de Irapuato, Enrique Díaz Díaz.

En su mensaje dominical, referente al Buen Pastor, Díaz Díaz refirió que el conocimiento de una persona y de una comunidad es básico para poder amarlas, y que desconcierta que los candidatos que hoy aparecen por algún lugar, a los pocos días ya están en otro diciéndoles que los aman entrañablemente.

“(…) Que aman a ese pueblo, cuando parecen más bien veletas que se dirigen a donde las lleve el viento, conocimiento de la región, de las personas, de sus cualidades y defectos, de sus necesidades y oportunidades son básicos para un buen pastor, si no, hoy estarán en un lado y mañana en otro”, dijo.

Enfatizó que da tristeza que a nivel internacional, a México se le juzgue como uno de los pueblos más corruptos y donde a pesar de la riqueza natural, hay más pobreza, más miseria y destrucción, precisamente por culpa de autoridades que debían cuidar a su pueblo.

“Normalmente vemos todo con signo de pesos, si se tiene una gallinita, una vaca, un borreguito se le tasa por el dinero y los beneficios que se pueden obtener de ellos, pero precisamente a esta actitud es a la que se opone Jesús cuando nos presenta esta figura”, dijo.

Recordó que frente a Cristo se sitúan los mercenarios, los asalariados, los explotadores, todos ellos pastores sin vocación, que no buscan la vida de la oveja sino aprovecharse de ella, no buscan el bien de la comunidad sino servirse de ella.

Destacó que esta situación va en comparación a las multitudes, refiriéndose a ellas como “borregos”, aduciendo despersonalización y acarreo por parte de líderes irresponsables sobre personas muy manipulables, y que muy lejos está Jesús de estas intenciones.

Asimismo, dijo que al ponerse Jesús como el Buen Pastor, con sus actitudes obliga a reflexionar a autoridades, padres de familia, gobernadores, maestros y todos los que tienen alguna responsabilidad como personas y nos cuestiona sobre el modo como realizamos la labor de pastoreo.

“La propuesta de Jesús también es un buen examen para los papás y maestros, necesitan conocer a sus hijos y a sus alumnos, sólo así podrán educarlos y ayudarlos (…) deberemos asumir responsabilidades y actitudes de pastor, hoy esperamos oír su voz y seguir el buen camino”, finalizó.

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