Rodrigo López Falcony, director del Centro Estatal de Trasplantes (CETRA), informó que en Guanajuato hay 3 mil 500 personas con insuficiencia renal, de las cuales mil 514 se encuentran en lista de espera para recibir un riñón. 

Los pacientes de la lista de espera se distribuyen de la siguiente manera: en el IMSS, con mil 157 personas; en el Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío, con 316; en el ISSSTE, con 35, y el único hospital privado, Aranda de la Parra, con cinco. 

López Falcony señaló que de 2017 a 2018 se sumaron 120 personas a la lista de espera, es decir, 10 pacientes por mes. 

Dijo que esta cifra es alarmante, ya que hace 10 años eran 400 pacientes los que esperaban recibir un riñón y ahora son mil 514. 

“No va haber los suficientes trasplantes para cubrir esta demanda, hay que cuidarse y evitar enfermarse de los riñones, porque hoy ni México y ningún país ha podido todavía suplir la demanda que se tiene de estos órganos. En Guanajuato tenemos más del 10% de los pacientes que están en lista de espera y a nivel nacional hay 14 mil pacientes”, puntualizó ayer, en el marco de la celebración del Día Mundial del Riñón.

En Guanajuato, de los pacientes que esperan recibir un riñón, el 60 son hombres, el 70% tiene de 18 a 50 años, 15% son menores de 18 años y otro 15% son mayores de 50. 

Donan más las mujeres

El director del CETRA destacó que en Guanajuato el 60% de los donantes de riñón en vida son mujeres. 

“Las mujeres están donando los riñones en vida que el país requiere y la principal donadora es la mamá al hijo, la primera que dona y levanta la mano es la mamá cuando un familiar está enfermo seguido de las hermanas y las esposas”, mencionó. 

Desde el 2014, el CETRA, por medio del Programa de Gratuidad de Inmunosupresión para el paciente trasplantado, apoya a los pacientes por un año con un esquema mensual de tratamiento que llega a costar hasta 14 mil pesos. 

Agradece apoyo 

Sandra Ibarra Ortiz, de 25 años, esperó por más de tres años para recibir un riñón y fue apenas hace siete meses cuando su turno llegó.

Entre los sacrificios que ella y su familia tuvieron que hacer por su salud fue dejar su hogar, en San Felipe, para mudarse a León, donde ha recibido atención médica. 

“Está muy bien este apoyo porque además del medicamento nos dan pláticas y nos orientan para que más adelante podamos buscar un trabajo y así poder continuar con el tratamiento porque es de por vida. Uno se tiene que cuidar todo el tiempo porque la salud es algo muy valioso y hasta que pasas por algo así es cuando la valoras”, expresó Sandra. 

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