Eran las 5 de la tarde cuando el lujoso Silver Spirit recibía a sus huéspedes en el puerto de Civitavecchia, Italia.  

Llovía, el viento frío se sentía en el rostro y obscurecía en el segundo puerto de cruceros más grande del Mediterráneo, situado a 80 kilómetros al noroeste de Roma.

Algunos viajeros regresaban de excursiones con los expertos de Silversea, conducidos por guías locales y en vehículos cómodos y equipados.  

Otros descendían del transporte exclusivo de la naviera, sin costo, después de visitar los escenarios que inspiraron a Fellini en  La Dolce Vita.

El capitán del Spirit, Mino Pontillo y la hostess Cristina, daban la bienvenida a cada pasajero, con familiaridad y en su propio idioma.

Cristina invitaba a pasar al lobby en donde había una fiesta de bienvenida. Jóvenes vestidos de frac o smoking negro ofrecían champagne, quesos y canapés a los pasajeros. Los anfitriones orientaban a los huéspedes lo mismo en inglés que en francés, español, japonés, alemán, portugués o ruso.

Viajeros frecuentes de Silversea brindaban por el reencuentro;  los nuevos se ambientaban en pocos minutos y copa en mano, entraban y salían de su suite en donde encontraban más sorpresas: mesa decorada con orquídeas, botella de champagne, frutas, quesos, pastelillos y chocolates.

Las suites cuentan con terraza al mar, sala-comedor, recámara, vestidor, cuarto de baño con tina y ducha independiente, dos pantallas de televisión, sistema de música y control exclusivo de clima.      

Al mismo tiempo que elige la suite, selecciona las características de almohada, sábanas y edredón. Hay quienes aman las plumas de ganso y otros prefieren algodón y ortopédicas.   

Nápoles, primer destino

Lentamente nos hicimos a la mar, las aguas termales de Civitavecchia en donde los emperadores romanos recobraban salud y belleza, los campos de higos y piñones salados,  quedaron atrás.  El sonido de las anclas y motores que mueven más de 40 mil toneladas se perdían entre la música y el bullicio.

Así  comenzó la aventura de 18 días. Zarpamos a las 6 de la tarde y  antes de las 8 de la mañana del día siguiente, los marinos descolgaban el ancla a las aguas azules del Mediterráneo. 

En el desayuno, los huéspedes intercambiaban imágenes de Roma, la Ciudad Eterna habitada hace más de 28 siglos; hablaban de la Fuente de Trevi, la Plaza de San Pedro o la columniata de Bernini, El Arco de Tito y de las compras de “marca” en Vía del Corso o de rosarios con perfume de rosas adquiridos en la Vía della Conciliazione.

A las 8 de la mañana, la voz de Mino Portillo interrumpió: Estamos en Nápoles, hay lluvia ligera y se siente frío.

 Frente al  Silver Spirit aparecía la fortaleza medieval Castel Nuovo y la cordillera de los apeninos que rodea la ciudad de un millón de habitantes.

El castillo medieval construido de roca volcánica en el siglo XIII se encuentra en buen estado a pesar de los ataques que sufrió en la segunda guerra mundial.

Resalta una torre de mármol blanco, edificada posteriormente, que contrasta con la piedra oscura y porosa.   

El Silversea esta vez llegó a la capital mundial de la pizza con 450 turistas y una tripulación de 380 personas.

Los napolitanos poseen la denominación de origen de la pizza al igual que el centro de la ciudad decretado “Patrimonio de la Humanidad”.

Uno de los atractivos de la zona centro es el Palacio Real, Art Decó,  habitado primero por gobernantes españoles y después por reyes borbones. 

El Palacio Real conserva el esplendor de su época: muebles de oro, óleos y esculturas de artistas italianos y jardines reales en los que resaltan árboles de magnolia.

También se ubica la Piazza del Plebiscito, la Iglesia de San Domenico Maggiore y la Catedral de San Gennaro.

Muy cerca, la Galería Umberto I construida en el siglo XIX, de techo de cristal, suelo de mosaico y estructura de hierro.

Y a unos pasos de ahí, la Vía de los Pesebres en donde trabajan docenas de artesanos en la elaboración de nacimientos de diferente precio y calidad.

La fiesta mayor de Nápoles se celebra el 19 de septiembre. Los relatos describen la existencia de cápsulas con sangre del Santo resguardadas en la Capilla del Tesoro. Ese día, supuestamente la sangre se licua.

Dentro de la capilla también hay un busto de plata de San Gennaro en donde guardan su cabeza y cada 19 de septiembre, grupos católicos sacan las reliquias en peregrinación.        

                                                                                                 
Compañeros de crucero eligieron un recorrido diferente en Nápoles. 

Bajaron del Silver directo a ubicar los pueblos donde nacieron personajes como la estrella de cine Sophia Loren  y el astrónomo, matemático, filósofo y poeta, Giordano Bruno.

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