“Era una desesperación donde yo no podía ayudarlo, una impotencia, sólo esperar y esperar, hasta que los especialistas lo sacaran”, comentó Araceli Salazar Hernández, madre de Abraham, un niño de apenas un año y ocho meses que, la mañana del domingo, cayó al fango de un pozo de más de ocho metros de profundidad; este día fue el más largo para familia Gutiérrez Salazar.
“Al principio me imaginé lo peor, imaginé que ya estaba muerto pero cuando lo escuché gritar, tuve esperanza”, dijo Araceli.

José Gutiérrez López, papá del menor comparte no soportó escuchar a su hijo por medio de unos audífonos que le dio la USAR y que el que su hijo aún esté con vida es un milagro.
“Es un milagro mi hijo, Dios nos hizo el milagro de dejárnoslo, él sabía que está todavía muy pequeño”, platicó José, mientras que, sano y salvo, Abraham jugaba patio de su casa.
Así fue el rescate
Abraham cayó al pozo cuando acompañó a su mamá a darle de comer a sus animales, desesperada, la madre y sus familiares intentaron sacar al pequeño pero no pudieron, así que pidieron ayuda y elementos de Protección Civil, Cruz Roja y de Seguridad Pública intentaron ayudar, sin embargo tampoco lo lograron y lo único que pudieron hacer fue proporcionarle oxígeno al niño y pedir más ayuda.
En la espera por la llegada de cuerpo de la USAR, los familiares, con ayuda de la Dirección de Obra Pública, comenzaron a excavar para hacer un agujero y conectar con el pozo donde encontraba Abraham.
Cerca de las 10:09 de la noche, es decir 12 horas después de la caída, fue cuando un bombero de la corporación de Santa Ana Pacueco, logró sujetar a Abraham y sacarlo del lugar, para que fuera atendido por paramédicos, quienes lo estabilizaron.
Finalmente, fue trasladado a la clínica particular Arboledas donde descartaron que alguna lesión pusiera en riesgo su vida y cuestión de minutos Abraham ya estaba en su hogar.
