A partir de 2018, las empresas en Islandia con más de 25 empleados con diferencia salarial entre hombres y mujeres se enfrentarán a sanciones económicas.
El país considerado por muchos expertos como un pequeño laboratorio político, económico y social, con poco más de 320 mil habitantes, inició el año con la eliminación de una de las consecuencias de la discriminación de las mujeres en la vida pública: la brecha salarial.
“La igualdad en el sentido amplio es una parte integral de una sociedad justa. La igualdad en el mercado laboral es un aspecto importante en este sentido. Para luchar contra la discriminación salarial basada en el género cualquier compañía con 25 o más empleados deberá certificar la igualdad de salario cada año”, anunció la Primera Ministra, Katrin Jakobsdottir.

Katrin Jakobsdottir
La noticia responde a una reivindicación histórica en el país nórdico, ya que las mujeres han dejado sus trabajos cuatro veces en los últimos 42 años para protestar por la brecha salarial entre hombres y mujeres; en 1975, en 1985, en 2005 y en 2010.
A partir del 1 de enero de 2018 (aunque la iniciativa se aprobó en la primavera pasada por el anterior Gobierno), las empresas con más de 25 empleados que operen en el país, el cual que goza de la mayor tasa de empleo de los países de la OCDE (86,8% en el último trimestre de 2017), deberán hacer públicos los salarios.
En el caso de que un hombre y una mujer reciban una retribución dispar, a pesar de que efectúen el mismo trabajo, la compañía en cuestión se enfrentará a sanciones económicas aún no determinadas.
Islandia es el primer país del mundo en llevar a este extremo las políticas de igualdad gracias a Jakobsdottir, del Movimiento Verde, la segunda jefa del Gobierno mujer del país atlántico después de que Jóhanna Sigurðardóttir, abiertamente homosexual, ganara las elecciones en 2009.
Jóhanna Sigurðardóttir
A pesar de que nueve años atrás el país liderara la listas de las naciones más equitativas del mundo, seguido de Noruega y Finlandia, según el Informe Global de la Equidad de Género, la isla atravesó un bache entre 2013 y 2016, cuando la brecha salarial aumentó en algunos sectores como las instituciones financieras y en los municipios fuera de la capital del país, Reikiavik, según la Asociación Islandesa de Derechos de la Mujer.
El Gobierno se ha tomado en serio romper con el techo de cristal y, además de dejar en el pasado las discriminaciones salariales, seguirá muy de cerca el camino ya iniciado revisando la nueva norma (denominada Igualdad de Pago Estándar) cada tres años.
