Con la expectativa de conquistar el mercado asiático, la marca colectiva Tequila Huani va escribiendo su propia historia dentro del competido mundo del agave.

Alejandro Villaseñor Segundo es la voz de los 60 agricultores que conforman esta compañía que busca dejar de ser solo cultivadores y convertirse en empresarios.

En la marca se involucran 1,200 hectáreas de campo con tierras en los municipios de Huanímaro, Abasolo, Manuel Doblado y Pénjamo.

La firma tiene tres años de haberse integrado y de acuerdo con Villaseñor Segundo, el principal resultado de esta integración es haber logrado entrar al mercado del tequila.

La producción la realizan de acuerdo con los pedidos que confirman, tienen capacidad de embasar 300 cajas con 12 botellas en presentación de 750 mililitros.

En Tequila Huani elaboran tres tipos de tequila: blanco, reposado y añejo en la categoría 100% de agave.

Destilan en alambique con serpentín, como se hacía hace 25 años ‘del campo a la mesa’, ya que no le agregan químicos. El tiempo de fermentación tarda 8 días, aunque su proyección es reducirlo a la mitad del tiempo.

Cocinan ‘tequila’ dos veces por año y cuentan con tres hornos de mampostería con capacidad de 27 toneladas. Directamente en la planta colaboran 22 empleados, y de forma indirecta en el campo ocupan 400 personas.

El promedio de ventas por mes es de 170 cajas, principalmente en Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato. 

Para el siguiente año van a ingresar a Soriana con un pedido inicial de 1,300 cajas.

Este crecimiento se perfila para cerrar ventas con comercializadores de Pachuca, Sonora y Puebla; están por firmar un convenio para enviar un contenedor mensual a California, y por cerrar trato con clientes en Filipinas y Japón.

“Somos la primera marca colectiva que reconoció el Consejo Regulador del Tequila y el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual” destacó.

 

Bebida ancestral

Los municipios de San Luis de la Paz y San Felipe son ancestralmente elaboradores de mezcal, anualmente se embotellan 15 mil litros entre 18 diferentes marcas.

La tradición en San Felipe tiene más de 250 años, desde la época de la Conquista.

En 2014, diferentes campesinos comenzaron integrarse para conformar la ‘Marca Colectiva Mezcal San Felipe Torres Mochas’, en la que se conjuntan 200 ejidatarios de cinco comunidades.

En la primera etapa, cada uno hará su fabricación independiente para conjuntarla, almacenarla, y venderla bajo la marca colectiva.

Esperanza Guadalupe González Segura, representante de los productores del maguey y mezcal en San Felipe, decidió retomar esta tradición y apostar por esta bebida espirituosa.

Fue así como invirtió en la planta Emiliano Zapata para formar parte de la marca colectiva. En la empresa colaboran 37 personas, la mayoría -19 de ellas- son mujeres.

Con la integración del colectivo iniciaron con la mejora del área de trabajo. “Ya no queremos moler -piña- en la tierra”, detalló Esperanza.

Antes de iniciar con los trabajos, los fermentadores recibieron capacitaciones de maestros mezcaleros de Oaxaca y Michoacán.

Para la factoría, la producción inicial es de 200 litros por mes, la meta que buscan alcanzar a mediano plazo es de 500 litros.

El proceso para la elaboración es artesanal, hace apenas dos años que iniciaron con la producción.

La planta de maguey tarda 19 años en madurar para poder ser utilizada; el horno en el que ‘cocinan’ tiene capacidad de una tonelada.

El proceso total les lleva 36 horas de cocción por 15 días de fermentación, una vez terminada la elaboración, el licor conserva 40 grados de alcohol.

Guardan barricas, sabores

Anualmente, en Guanajuato se producen 100 mil botellas de vino, en la entidad existen 27 viñedos que elaboran tinto, blanco y rosado.

Vinícola El Lobo forma parte de esta industria, sus viñedos se ubican en la comunidad El Nacimiento, en la hacienda San Lorenzo del Lobo entre los municipios de León y Manuel Doblado.

Juan Francisco Hernández es uno de los socios de esta compañía y detalló que cuentan 25 hectáreas, 20 de ellas plantadas donde siembran variedades de uva para producir Tempranillo, Syrah, Malvec, Zinfandel y Merlot.

La tierra está dividida en 14 tablas de cosecha, cada una con 63 líneas, la obtención es de 6 a 8 cajas por línea; la vendimia (cosecha) es de julio a septiembre.

Su capacidad de producción anual es de 20 mil botellas, cuentan con tanques de fermentación de 6 mil litros y pueden procesar hasta 5 toneladas de uva.

Para la cosecha colaboran 12 personas, a éstas se suman 4 más para el embotellado con espacio para 2 mil piezas.

Los nombres de los productos que elaboran tienen relación con la ópera: Armonía, Intermezzo Tosca, Pagliacci, Rigoletto, Madama Butterfly, Doktor Faust, pues en Vinícola El Lobo buscan la cualidad que tenga que ver con los componentes de la música.

Para su elaboración utilizan levaduras importadas de Italia, todo el equipo para fermentar es europeo y las barricas provienen de Francia. Todo el proceso desde la siembra hasta la venta toma dos años.

En 2008 iniciaron por accidente, pues Juan Francisco no se dedicaba a nada relacionado con el tema vinícola, su interés nació derivado de un curso sobre proceso de fermentación en Ensenada.

La primera siembra la realizaron en 2008 pero fue hasta 2011 que vieron su primera producción. La pasión por esta industria es lo que le hace insistir, ya que los frutos de la inversión tardan hasta diez años.

“Un agrónomo analizó las condiciones, estamos en una franja ideal, la temperatura de la zona favorece la vid, luchamos contra la gente que no cree en los vinos mexicanos que se pueden producir”, expuso el empresario.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *