Los encargados de las ladrilleras que contaminan León viven su propio infierno.
Para fabricar los ladrillos, queman materiales con residuos altamente tóxicos, como el “raspado” de cuero azul con alto contenido de cromo.
El producto lo utilizan luego los desarrolladores inmobiliarios para la construcción de viviendas.
La denuncia de la situación la hizo una activista que hace 21 años acude a la comunidad de Ladrilleras del Refugio, quien solicitó no publicar su nombre, pero resaltó que más de 2 mil 500 familias viven en una pobreza extrema y en pésimas condiciones ambientales.

“Han pasado administraciones completas y se han olvidado de esta pobre gente. Una comunidad donde hay abusos sexuales a niños y niñas, trata, promiscuidad, drogadicción a más no poder. Es de verdad una situación aterradora la que viven estas personas”, señaló la trabajadora social.
Toco ocurre a escasos 100 metros de donde pasa el Eje Metropolitano, en el tramo comprendido entre Loza de los Padres y La Luz.
Desde la orilla del camino se puede observar cómo decenas de hornos desprenden grandes columnas de humo.
En un recorrido entre las empolvadas calles, pues no hay pavimentación, se puede apreciar cómo mujeres y niños trabajan descalzos para fabricas ladrillos.
En las mayorías de los hornos se ven toneladas de “raspado” color azul de cuero, que desechan las tenerías.
También cuentan con madera, desechos de los cocos de agua, hasta llantas y aserrín.
“No tenemos más opción para fabricar tabique barato para los fraccionadores. No quieren pagar más de dos pesos, por ello muchos productores prefieren vender directamente en las orillas de la carretera. Ahí se pagan a 2 mil 800 el millar”, dice Mariano N.
A no más de 500 metros del lugar, los fraccionadores han construidos viviendas.

Uno de esos desarrollos es Valle del Gigante, donde los vendedores aseguran que la contaminación va a desaparecer porque las ladrilleras serán reubicadas.
Sin embargo, los vecinos que compraron carecen de seguridad. Casi no hay escuelas, ni transporte y los pocos habitantes sufren por la mala calidad del aire.
“Nos vendieron aquí las casas con crédito de Infonavit, pero la realidad es que es un lugar muy contaminado e inseguro”, dice Arturo Padilla, colono.
Los vecinos de Puerta del Sol, que está en la misma zona, demandan la intervención de las autoridades.
“De noche huele a cuero quemado. Es la raspada de azul que utilizan los ladrilleros, desechos de curtidurías con altas concentraciones de cromo, que para darles más color, sin embargo el tabique, de baja calidad queda poroso y se cae el repellado. En todo esto hay una gran cadena de corrupción, sobre todo de las autoridades que otorgan permisos para construcción de viviendas en lugares lejanos de la zona urbana de la ciudad y en áreas de alta contaminación”, señala Fernando, un ambientalista.
Niños con ojos llorosos, rojos, con un semblante triste, con piel infectada, son los que acuden a la escuela de Ladrilleras del Refugio.
Una de las maestras, que pidió también conservar su apellido en el anonimato, reconoce el drama que viven.
“Es un problema de salud pública. Nunca vienen a estas zonas las autoridades municipales, ni estatales. La solución no es multar o clausurar ladrilleras, sino darle atención a estas personas que viven de verdad un infierno”, dice la profesora Verónica.
El polvo que se levanta en las calles sin pavimentar se mezcla con los desechos tóxicos que desprenden las ladrilleras.
Demandan opciones
Preocupados por la contaminación, trabajadores de la comunidad de Ladrilleras del Refugio, han solicitado al Municipio desde hace varios meses apoyo para poder laborar con hornos ecológicos, pero no han recibido respuesta.

Para poder comenzar a trabajar de esta forma, los ladrilleros que se ubican en la zona norte requieren tener los títulos de propiedad de las tierras donde laboran desde hace varias décadas.
Carlos Frías Mejía es un locatario que tiene funcionando un horno ecológico MK2 desde hace más de un año y éste cuenta con la certificación 043 para fuentes fijas federales por parte del Instituto de Ecología del Estado al cumplir con la normativa ambiental.
Aunque funciona con cualquier tipo de combustible limpio como gas, tarimas limpias, aserrín limpio, barba de coco, olote, diesel o leña, la certificación solo autoriza el uso de estos últimos dos.
Actualmente el CIATEC apoya a los ladrilleros por medio de asesorías, tanto para las emisiones, como para la distribución del calor.
“El Municipio tiene recelo o miedo, invitamos a Héctor López Santillana a que nos apoye porque buscamos cumplir con la normatividad para formalizar nuestros negocios”, dijo Carlos.
Explicó que el horno tiene dos cámaras, las cuales se llenan con ladrillo crudo y mientras uno se cuece, el otro aprovecha el calor por medio de una chimenea y lavado de gases, lo que reduce la producción de partículas contaminantes del 80 al 90%.
Los ladrilleros han expuesto este sistema como una alternativa para pequeños productores, ya que la capacidad adecuada para su funcionamiento es de 5 mil 500 ladrillos por cámara, mientras que en uno convencional es de 10 mil.
Si varios productores utilizaran este sistema, se podrían juntar las cámaras y así disminuir aun más la contaminación, debido al aprovechamiento del calor.
