La evidencia muestra que la propuesta de EU de cambiar las reglas de origen para el sector automotor en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) es inviable e incluso dañaría a la industria asentada en ese país, dijo Eduardo Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).

Para los fabricantes de automóviles en cualquiera de los países de América del Norte, la posibilidad de incrementar las reglas de origen es inviable y ni siquiera funcionaría si se creara un calendario de adaptación o transición, como el gobierno estadounidense sugirió recientemente.

“Esa es la aberración que hemos venido señalando, que ha ya manifestado la propia industria estadounidense a través de esta coalición que busca sensibilizar a la sociedad y otros actores económicos, de que la propuesta que está en la mesa no es una propuesta con la cual la industria pueda vivir, es una propuesta que pone en riesgo empleos.

No sólo no es realista, es inalcanzable”, dijo en conferencia.

En la más reciente ronda de negociación para modernizar este acuerdo, que se llevó a cabo en la Ciudad de México, la postura de la industria fue rechazar categóricamente movimiento en las reglas y además aportar al equipo negociador mexicano cifras y datos para mostrar la implausibilidad.

El presidente de AMIA explicó que además el Gobierno solicitó a su contraparte estadounidense que se explicara cuál es la base a partir de la cual se diseñó esta propuesta y dijo que saben que esta conversación ocurrió. 

“(La respuesta de EU) sólo llevó a reiterar para el caso de Canadá y México que la propuesta resulta inaceptable”, dijo.

El acuerdo actual dice que para que un automóvil fabricado en la región tenga preferencias arancelarias tiene que incluir en su fabricación como mínimo el 62.5% de insumos fabricados en algún país de América del Norte.

Pero Estados Unidos, alegando que un incremento en el contenido local ayudaría a reducir el déficit que tiene con México, propuso que el contenido regional incremente hasta 85 por ciento y que de este, forzosamente un 50 por ciento tiene que ser hecho en ese país.

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