La fuga del ex alcalde opositor Antonio Ledezma desencadenó una ola de al menos 23 arrestos en Venezuela.

En los últimos días, agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) detuvieron a Ignacio Benítez, el presidente de la junta de condominio, al vigilante Jairo Atencia y al conserje Fran Borges.

Incluso fue detenido el encargado de la empresa proveedora de las cámaras de seguridad, Nelson Texeira, de las Residencias Villa Magna, donde el político cumplía arresto domiciliario.

Todos ellos fueron encarcelados en El Helicoide, la sede de la policía política, y hasta el momento se desconocen los motivos de su detención, explicó Alonso Medina, abogado de Benítez.

Este miércoles, siete de los ocho civiles detenidos en la capital venezolana han sido puestos en libertad. Sólo ha quedado arrestada Carmen Catalina Andarcia, gerente de Finanzas de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, aunque su abogado aún no sabe qué cargos se le imputan.

Otras 15 personas, entre agentes policiales y ex trabajadores de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, también han sido capturados en las últimas horas por su posible colaboración en la evasión, mientras 11 agentes siguen detenidos, según fuentes de la Policía.

“Esta razia se veía venir. Es el talante de las dictaduras. Se han llevado a gente inocente en condición de testigos para después mantenerlos detenidos e incomunicados. Nosotros ahora somos perseguidos por patrullas policiales”, comentó Richard Blanco, diputado de la Asamblea Nacional y dirigente del partido Alianza Bravo Pueblo (ABP).

El Presidente Nicolás Maduro había advertido de la inclemencia que tendría la policía política contra sus adversarios.

Antonio Ledezma, fundador de ABP, fue arrestado en febrero de 2015. Maduro había acusado al cabecilla opositor de fraguar un Golpe de Estado, pero nunca fue sentenciado en los tribunales.

Tras mil días privado de libertad —algunos en las celdas de Ramo Verde y otros en su casa— decidió huir. La noche del pasado jueves, luego de la habitual revisión policial, salió de su edificio localizado en la urbanización caraqueña Santa Rosa de Lima.

Desde ese punto atravesó 29 puntos de control, en uno de ellos fue reconocido por una mujer que gritó su nombre. Ledezma admitió después: “Militares me ayudaron a salir”.

Desde su nuevo exilio Ledezma ha insistido en su rechazo al diálogo entre la Oposición y el Gobierno de Maduro y ha denunciado la persecución en contra de sus ex trabajadores.

“Quiero decir que hay allanamientos en Caracas en contra de diputados y miembros del equipo de la alcaldía. Una cacería de brujas”, declaró Ledezma en Madrid, tras su fuga.

A Carlos Luna, que sufre de insuficiencia renal, se lo llevaron la noche del domingo de su casa en Coche, un barrio de familias humildes de Caracas, a la fuerza. Dos años antes había dejado de trabajar en el despacho de Ledezma.

El defensor de los cuatro ex trabajadores de la alcaldía arrestados, Joel García, ha calificado como irregulares estos procedimientos.

A la lista de detenciones se añade Simón Zorrilla, un empleado de seguridad en la alcaldía, detenido el martes por la noche, en su vivienda en la capital. Fue el último nombre de una oleada de detenciones que abarca a todos los sospechosos de colaborar en la fuga.

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